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![]() El
apellido Guerrero,
arraigado en los antiguos solares de Castilla, Aragón y Andalucía, teje
una crónica de nobleza que el tiempo ha cincelado con delicadeza. Sus
raíces se hunden en tierras legendarias, desde las llanuras castellanas
hasta los riscos aragoneses y los campos dorados de Andalucía, donde su
nombre resonó como un canto de honor. En múltiples ocasiones, este
linaje demostró su grandeza ante las prestigiosas Órdenes de Santiago,
fundada en el siglo XII para proteger a los peregrinos; Calatrava,
guardiana de la fe en las fronteras medievales; Alcántara, erigida en
las indómitas tierras de Extremadura; así como en las de Carlos III; y
las de San Juan
de Jerusalén: los célebres caballeros hospitalarios. Arcos, por su
parte, emerge de la histórica Tarifa, en la provincia de Cádiz, un
enclave andaluz que mira al estrecho de Gibraltar, testigo de vientos y
conquistas desde tiempos fenicios. En las tierras lejanas de América,
la estirpe Guerrero de Arcos cobra vida con don Cristóbal Guerrero de
Arcos y de la Torre, un hombre cuyo espíritu indomable surcó océanos en
el siglo XVI, portando consigo un legado que, como las olas del Nuevo
Mundo, se fundió con los albores de una era dorada.
Las armas de Guerrero de Arcos son: Escudo
partido, a la siniestra, en campo de gules, una banda de oro, y,
brochante sobre ella, una espada de plata, puesta en palo, con la punta
hacia abajo; y a la diestra, en campo de oro, un puente de piedra al
natural de tres arcos, mazonado de sable, y sobre el puente, un
castillo al natural de tres torres, mazonado de sable y aclarado de
gules.
El
escudo de
Guerrero de Arcos, impregnado de profundo simbolismo, distingue a un
linaje vinculado a la defensa de su territorio, el honor y la justicia.
En su mitad izquierda, el fondo rojo encarna la fuerza y el valor,
mientras que la franja diagonal dorada representa nobleza y
magnanimidad;
la espada plateada, dispuesta verticalmente con la punta hacia abajo,
simboliza la justicia y la autoridad ejercida con mesura en tiempos de
paz. En la mitad derecha, el fondo dorado evoca riqueza y prestigio, y
el puente de piedra de tres arcos, delineado en negro, representa la
conexión y la solidez entre generaciones y su territorio. Sobre el
puente, el castillo de tres torres, con detalles en negro y
aberturas en rojo, proyecta una imagen de fortaleza y resguardo
inquebrantable.
Así, este emblema encarna la esencia de un legado profundamente arraigado en la protección del territorio, la integridad moral y el compromiso inquebrantable con los valores que han sostenido al linaje a través del tiempo. A continuación, nos adentraremos en un fascinante recorrido que desentrañará las vidas y hazañas de las generaciones I a VIII de este ilustre linaje en tierras americanas. I. Cristóbal Guerrero de Arcos y de la Torre Don Cristóbal
Guerrero de Arcos y de la Torre vio la luz en 1635, en la radiante
Marbella. Descendiente de don Juan Guerrero de Arcos y de doña
Gregoria de la Torre, su linaje era un tapiz tejido con hilos de
audacia y honor, cuyos nombres reverberan como cantos de una estirpe
que surcó mares tempestuosos y desafió las sombras del olvido.
Marbella,
joya de la provincia de Málaga, resplandecía en el siglo XVI como un
epicentro vibrante, donde el pulso del comercio y la fertilidad de la
agricultura se entrelazaban en una danza próspera. Su estratégico
enclave mediterráneo la convertía en un faro codiciado, al tiempo que
la
influyente familia Guerrero de Arcos y de la Torre ocupaba una posición
preeminente en la ciudad.
El 28 de marzo de 1673, en la lejana Cartago de Costa Rica,1 don Cristóbal unió su destino al de doña Gertrudis de Enciso Hita y Chaves, en un vínculo sellado por el amor y la vastedad de un nuevo horizonte. Años después, en 1705, a la venerable edad de 70 años, con la solemnidad de quien conoce el peso de su legado, dictó su testamento en esa misma Cartago, ante los ojos atentos del Capitán Blas González Coronel y Luque,2 una figura destacada en la Costa Rica del siglo XVII, una era definida por la consolidación de las estructuras españolas en esa región del Imperio. Don Cristóbal, como
Alférez Real,
portaba con orgullo la insignia de su rango, un distintivo que no solo
simbolizaba su autoridad, sino también su lealtad a la Corona y su
papel como custodio de las leyes y el orden en aquellas tierras lejanas.
![]() Doña Gertrudis
de Enciso Hita y Chaves, flor de un linaje venerable, era hija de don
Bartolomé de Enciso Hita, nacido bajo los cielos de Calahorra, en La
Rioja, España, posiblemente en 1596. Posiblemente un hermano de don
Bartolomé, don Juan de Enciso Hita, hacia 1607
ostentaba
el título de corregidor de Quepo
![]() El
corregidor desempeñaba un papel clave como funcionario encargado de
gobernar un distrito o corregimiento, supervisando la administración,
la justicia y la recaudación de tributos, especialmente en áreas con
población indígena. Por su parte, el encomendero era
un beneficiado por el sistema de encomienda, que le permitía
recaudar
tributos y trabajo de los indígenas a cambio de ofrecerles protección y
evangelización. Finalmente, el teniente de los oficiales reales de la
Tesorería apoyaba en
la gestión de las finanzas, los impuestos y los recursos económicos del
virreinato, asegurando que la corona recibiera sus ingresos.
Además de don Fernando, cuyo nombre resuena como primogénito, entre los descendientes de la estirpe de don Cristóbal Guerrero de Arcos y doña Gertrudis de Enciso Hita y Chaves se encuentran doña Sebastiana, don Miguel, doña Nicolasa, doña Gregoria, don Francisco, don Juan, doña Potenciana, doña Juliana, doña María y don José. Los
Guerrero de Arcos trasladaron su residencia de Cartago, en lo que hoy
es Costa Rica, a León, en la actual Nicaragua, en un movimiento que
refleja las dinámicas de poder de la época. Aunque las razones
específicas de esta migración no están claras, es plausible que
respondiera al mayor peso político, económico y social que León
ostentaba en los siglos XVII y XVIII dentro de la Capitanía General de
Guatemala. Mientras Cartago languidecía como un asentamiento aislado y
de escasa relevancia, León emergía como un centro neurálgico de la
administración virreinal, sede de autoridades eclesiásticas y civiles,
y un punto estratégico para el comercio y la influencia en la región.
II. Fernando Guerrero de Arcos y de Enciso Hita Don Fernando testó en 1743 y menciona a sus hijos: III. Isidro III. Juana III. Antonio Ignacio III. Diego. Alcalde de León, Nicaragua hacia 1739. III. Isidro Guerrero de Arcos Don Isidro, nacido en 1718, contrajo matrimonio con doña Juana Angulo. El
siguiente texto relata un proceso legal y administrativo del siglo
XVIII en la jurisdicción de León, provincia de Nicaragua, donde don
Isidro Guerrero de Arcos, comisionado por el Juzgado para medir y
remedir tierras, tuvo una participación fundamental en la solicitud de
medida y
amojonamiento de las tierras realengas denominadas San Juan de la Cruz
de Piedra, seguida de la
intervención judicial y fiscal para su valoración y remate, conforme a
las disposiciones virreinales:
![]() «Por cuanto hayándose con comisión de este Juzgado Don Isidro Guerrero de Arcos para medir y remedir tierras en la jurisdicción de la ciudad de León, Provincia de Nicaragua, le presentó escrito Don Juan Lucas de Chavarría, en doce de Agosto del año pasado de mil setecientos setenticuatro, haciendo denuncia de hayarse poseyendo un sitio Realengo nombrado San Juan de la Cruz de Piedra en dicha jurisdicción, y que deseando pagar a su Magestad su valor, se procediese a su medida y amojonamiento....etc. «MEDICIÓN
«En veintitrés de Agosto i mil setecientos setenticuatro años, Yo el consabido Juez acompañado de Don Juan Lucas Chavarría interesado en esta medida monté a caballo y habiendo pasado por la Población de El Sauce caminamos para el Oriente por unas sabanas llanas hasta llegar a unas serranías de tierra muy áspera y pedregosa, y por un pequeño camino que dijeron los prácticos o baqueanos era el que iba al sito de 'San Juan de Salale', caminamos hasta llegar al 41 por el dicho medidor la cuerda que tiene presentada, y puesta a la cola del caballo en que iba Matías Valdivia, mestizo, se empezó a medir de Oriente a Poniente, como lo pidió la parte... se marcó un cerrito que llaman del Salto... hasta que siendo ya tarde del día, y que empezaba a llover, mandé levantar la cuerda ... «El
Fiscal de su Magestad ha visto estos autos de medidas de las tierras de
San Juan de la Cruz de Piedra sitas en la jurisdicción de León, con la
regulación hecha por el Señor Ingeniero Director y dice: Que V. S.
servirá declararlas por Realengas con el verdadero valor de cada
caballería de las treinta y dos, ciento noventa y tres cuerdas y una
tercia cuadradas que regula el Señor Ingeniero y mandar se saquen al
Pregón en esta Capital y se rematen en el mejor y mayor postor que no
sea deudor a la Real Hacienda y enterada en cajas […] su importancia
con la medida Annata y acrecidos, librar el título correspondiente a la
persona en quien se rematen [...] entendiéndose sin perjuicio de los
naturales en la legua de resguardó y más tierras de que se les haya
hecho mercedon..»9
Hijos de don Isidro Guerrero de Arcos: IV. Pastor Guerrero de Arcos y Angulo. ![]() Don Miguel Gerónimo, nacido en 1749, consagró su vida al servicio divino al ser ordenado presbítero el 13 de abril de 1773. Su espíritu incansable lo llevó a ser Procurador Síndico de León10, voz de justicia entre los hombres, y Secretario de la Junta Provincial de Nicaragua, donde su pluma trazó los anhelos de una tierra en despertar. En octubre de 1809, la Canonjía de Merced de la Iglesia Catedral de León lo acogió como un honor merecido, y en noviembre de 1820, el título de Maestrescuela de la Catedral de León coronó su camino, elevándolo a guardián de la sabiduría y la fe en un altar de piedra y sueños. Don Miguel
Gerónimo dejó una huella significativa en la historia religiosa
y administrativa de su época. Su vida transcurrió entre el servicio
eclesiástico y las responsabilidades administrativas, desde sus inicios
como presbítero en comunidades modestas hasta su ascenso a posiciones
destacadas en la Iglesia Catedral de León. El siguiente es un relato
detallado de su trayectoria, extraído de fuentes antiguas, que ilustra
su dedicación y las circunstancias que moldearon su camino:
«don
Miguel Gerónimo fue ordenado de presbítero el 13 de
abril de 1773, y el año siguiente fue asignado por nombramiento de
aquel cabildo de León al ministerio de cura interino del pueblo de
Telica, donde se quedó un poco más de un año. El prelado don Esteban
Lorenzo Tristán le encargó en noviembre de 1781, como interino, de
servir el barrio de Laborío de la ciudad de León y el pueblo de
Chinandega, “hermoso pueblo muy abastecido, próximo al puerto del
Realejo” con una población de 6500 almas – según Miguel González
Saravia. Obtuvo este último curato en propiedad en mayo de 1784, cargo
que asumió hasta 1809.
«En 1787, el Gobernador de Nicaragua Juan de Ayssa finalizaba un informe sobre el clero de su provincia, mencionando a don Miguel Gerónimo Guerrero, diciendo que no podía menos que recomendarlo para cualquier promoción en su carrera. «A pesar de ser cura, cumplió después con las pesadas tareas de secretario particular del obispo Juan Félix de Villegas durante diez años. Este prelado le confirió los títulos de examinador sinodal y lo instituyó vicario foráneo del partido del Realejo comisionándolo también para realizar la construcción de la Iglesia parroquial de aquel pueblo. Según su relación de méritos y servicios, emprendió el viaje hacia la capital del Reino de Guatemala junto con Villegas, entonces recién nombrado obispo; pero llegando a la ciudad de San Salvador regresó a su curato por “no probarle aquel temperamento”, lo que nos deja bastante perplejos puesto que el clima de León y de San Salvador no son tan distintos. Además de esto la estancia en San Salvador debía ser muy corta y Guerrero de Arcos sabía que el destino final iba ser la ciudad de Guatemala donde el clima era mucho menos caliente que el de León. No es imposible que Villegas y [Guerrero de] Arcos se hayan peleado. En julio de 1805, uno de los pocos libros de protocolo conservados en Nicaragua, del escribano Severino Alarcón, nos dice que dejó un poder general a don Tomás Toruño. «Tras haber servido 16 años como comisario del Santo Oficio, fue nombrado en octubre de 1809 – por fallecimiento de don Manuel Cortés y Olarte – para la canonjía de merced de la Iglesia Catedral de León».11 IV. Fernando Guerrero de Arcos y Angulo Don Fernando
Guerrero de Arcos y Angulo desempeñó un papel notable en la vida
provincial de su tiempo, como lo evidencia su participación en
asuntos eclesiásticos y administrativos de relevancia. Casado
con doña María
Gertrudis Cervantes, su linaje se perpetuó a través de su hijo, don
José
Simeón Guerrero de Arcos y Cervantes, quien llegaría a presidir la
Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. El fragmento que se reproduce
a continuación refleja su participación en
una solicitud
eclesiástica de 1814:
«2
de diciembre de 1814. Informan lo útil que es para esta providencia la
solicitud que hace el deán de la Catedral don Juan Francisco Vilches,
de
que se le conceda permiso para convertir en colegio de religiosos
recoletos franciscanos el templo y convento que edificó de su propio
peculio en esta ciudad para clérigos congregantes de Don Felipe de
Neri.
(f)
Joaquín de
Arechavala. – Cornelio Ramírez. – Fernando
Guerrero de Arcos. – Lorenzo Cardenal. – Francisco Cortés. – Lcdo. José
Valentín Gallegos. – José Manuel Salazar.
Forma parte de: Expediente sobre permiso para fundar un colegio de religiosos franciscanos. 1732-1817. 76 fols.»12 V. José Simeón Guerrero de Arcos
y Cervantes.
Nacido
en León en 1775,13 don José Simeón Guerrero de
Arcos y Cervantes vino al mundo bajo el
cielo provincial hispánico de Nicaragua. Unió su destino al
de doña
Ana Bolandi y Ulloa, con quien contrajo matrimonio tras años de un
vínculo que floreció en compromiso. Se graduó en
Leyes en la prestigiosa Universidad de San Carlos de Guatemala,
forjando allí las bases de una mente aguda y apasionada por la justicia.
Ejerció como Subdelegado de Intendencia en el partido de Subtiava, uno de los cinco pilares de la Intendencia de León,14 cargo que desempeñó con diligencia. Tras la secesión de Centroamérica de las Españas, en 1823 formó parte de la Corte Territorial de León y fue elegido diputado a la Asamblea Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América, aunque no llegó a ocupar el escaño. La Intendencia de León fue una división administrativa establecida en el Reino de Guatemala, que formaba parte del Virreinato de Nueva España. Su propósito era organizar y gestionar el territorio para mejorar la administración, la recaudación de impuestos y la aplicación de justicia. En el caso de León, en lo que hoy es Nicaragua, estaba dividida en varios partidos o subdelegaciones, a saber, Subtiava, Nueva Segovia, El Realejo, Rivas, Masaya, Matagalpa y Nicoya. Estas intendencias eran pilares clave para el control político y económico de la región antes de la secesión. La
Intendencia de León fue una división administrativa establecida en
el Reino de Guatemala. Su propósito era organizar y gestionar el
territorio para
mejorar la administración, la recaudación de impuestos y la aplicación
de justicia. En el caso de León, en lo que hoy es Nicaragua, estaba
dividida en varios partidos o subdelegaciones, a saber, Subtiava, Nueva
Segovia, El Realejo, Rivas, Masaya, Granada, Matagalpa y Nicoya. Estas
intendencias eran pilares clave para el control político y económico de
la región antes de la secesión.
El 1 de agosto de 1825, la Asamblea Legislativa de Costa Rica lo designó presidente de la Corte Suprema de Justicia, una dignidad que asumió con honor en tres períodos —1825-1828, 1831-1832 y 1833-1836—, en un país que luchaba por consolidar su sistema judicial ante la escasez de juristas. Allí, su erudición brilló como un faro, aunque no sin sombras: detractores celosos de su talento y posición lo atacaron, cuestionando su moral por su relación con doña Ana, aún no formalizada entonces. Lejos de ceder a las murmuraciones, don José Simeón respondió con la elegancia de quien conoce el terreno del derecho, distinguiendo con sutileza entre la esfera jurídica y la moral —un destello innovador en su tiempo— y demostrando, sin desgastarse en debates vanos, la rectitud de sus actos ante la ley. En esa época —inicios del siglo XIX— particularmente en Europa, la distinción entre lo legal y lo moral comenzaba a perfilarse como un tema de reflexión, aunque seguía siendo un terreno complejo y disputado. En esa época, tras las revoluciones ilustradas y el declive del absolutismo, países como Francia —influenciados por el Código Napoleónico— avanzaban hacia sistemas jurídicos más secularizados, donde la ley escrita buscaba independizarse de los preceptos morales religiosos que habían dominado durante siglos. Sin embargo, en gran parte del continente, especialmente en naciones como España o los estados germanos, la moral cristiana aún impregnaba profundamente las leyes, y las conductas personales podían ser castigadas tanto por tribunales como por el peso de la opinión pública. La idea de separar estos ámbitos, como podría ejemplificar una figura como don José Simeón, era innovadora y resonaba con los ideales de la Ilustración, pero chocaba con una realidad donde la Iglesia y las tradiciones seguían ejerciendo una fuerte influencia, haciendo que el derecho y la moral permanecieran entrelazados en la práctica cotidiana y en el pensamiento dominante. En 1836 regresó a Nicaragua, donde el ocaso de sus días lo alcanzó algunos años después, dejando tras de sí un legado que, como un eco discreto, aún resuena en los anales de la justicia centroamericana. V. Gertrudis Guerrero de Arcos y Cervantes Doña Gertrudis unió su vida a la de don Miguel Barreto el 24 de diciembre de 1804, en un vínculo sellado bajo la mirada atenta de don Antonio Cucalón y doña María de Jesús Guerrero de Arcos. Estos últimos, unidos en matrimonio desde 1802, sirvieron como testigos de la ceremonia, tejiendo aún más los lazos de una familia entrelazada por el tiempo y la tradición.
IV. Isidro Guerrero de Arcos y Angulo
Don Isidro Guerrero de Arcos y Angulo contrajo matrimonio con doña Felipa Terán y Prado en una ceremonia apadrinada por don Simón Guerrero de Arcos, cuya presencia selló el compromiso con un eco de solemnidad. Doña Felipa, hija de don Simón Terán y Rodríguez y de doña Benita Prado y Díaz Cabeza de Vaca, quien llevaba en su sangre el eco del célebre apellido Cabeza de Vaca, un linaje distinguido por la figura de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, el explorador y cronista español del siglo XVI cuya odisea en América, narrada en La Relación de los Naufragios, lo convirtió en un símbolo de resistencia y aventura. Don Simón Terán y Rodríguez, a su vez, descendía de don Juan Francisco Terán y de la Puente, oriundo de Segovia, en Castilla de la Vieja, quien en el siglo XVII cruzó océanos para arraigar su nombre en los suelos de Chile.15 Álvar
Núñez Cabeza de Vaca (c. 1490-1559) fue un explorador y escritor
español conocido por su extraordinaria odisea en el Nuevo Mundo. En
1527, participó en la expedición de Pánfilo de Narváez a Florida, que
naufragó, dejándolo como uno de los pocos supervivientes. Durante casi
una década, vagó por el suroeste de lo que hoy es Estados Unidos y el
norte de México, viviendo entre pueblos indígenas, primero como esclavo
y luego como comerciante y curandero. Su relato, La Relación (1542), es
uno de los primeros documentos europeos sobre las culturas nativas
americanas y destaca por su tono humanista. Más tarde, fue gobernador
del Río de la Plata, pero enfrentó conflictos y fue destituido. Su vida
encarna la resistencia y el encuentro entre mundos en los albores de la
conquista.
En las cálidas tierras de León, Nicaragua, la unión de don Isidro con doña Felipa dio fruto en la figura de sus hijos, cuyo nacimiento quedó registrado con la precisión de la época. A continuación, se transcribe un fragmento del asiento de la fe de bautismo de uno de ellos, José Gregorio, que refleja los lazos familiares y la tradición de su tiempo: «En
la ciudad de León á los
veinticinco días del mes de Mayo de mil ochocientos veintiuno. Yo el
Teniente Cura del Sagrario de esta S.I.C. Bauticé solmnemente á José
Gregorio, hijo legítimo de Isidro Guerreo y Felipa Terán ... nació en
la
fecha fue su Padr. Simeón Guerero (firma) Francisco Aguado».
De
la estirpe de don Isidro y doña
Felipa brotaron descendientes que dejaron su marca en el tiempo:
Fernando Antonio, nacido el 6 de julio de 1816; Gregorio Isidro, quien
vio la luz el 25 de mayo de 1821; y Benita, cuya vida se entrelazó con
la de José Vicente Julián Ycaza Padilla en matrimonio, hasta su deceso
el 20 de septiembre de 1885, hallando descanso eterno en León.
IV. María del
Rosario Guerrero
de Arcos y AnguloDoña María
del Rosario unió su vida a la de don Lucas Días de Mayorga Guerrero y
Guerrero de Arcos en 1780, en un pacto sellado por el tiempo. De ellos
nació el Pbro. Timoteo Días de Mayorga y Guerrero de Arcos, quien llegó
al mundo en 1796 y, con noble empeño, participó en la fundación de la
Universidad de León en 1812. Otro de sus hijos, don José Narciso Días
de Mayorga y Guerrero de Arcos, tomó por esposa en primeras nupcias a
doña
Manuela
de la Quadra, y de su amor nació don Mateo Días Mayorga y de la Quadra,
en 1826, cuyo destino se quebró bajo el fuego de William Walker en
Granada, en 1855, cuando apenas contaba con 29 años. En segundas
nupcias, don José Narciso enlazó su alma con su prima, doña
María de Jesús Guerrero de Arcos. Otro de sus hijos
fue don Francisco
Días de Mayorga y Guerrero de Arcos, un nombre más en la estirpe que
susurra la historia.16
IV.
José Guerrero de Arcos y Angulo.
Don José, nacido en 1742, trazó su sendero con resolución en las tierras de la provicia hispánica de Nicaragua. En 1766, asumió la subdelegación de Subtiava, y en 1799, cargado ya con la huella del tiempo, se alzó como Regidor de León. Su presencia se dejó sentir en los Cabildos Provinciales del Reino de Guatemala entre 1761 y 1820, siendo testigo de una era que moldeaba destinos.
Inicialmente don José enlazó su vida con doña María Baldibia, y tras su partida, encontró amparo en los brazos de doña Mercedes de Mayorga, iniciando con ella un nuevo capítulo de su historia. La siguiente es una transcripción de documentos eclesiásticos de 1802, que detallan su unión con doña Mercedes, viuda de don Pedro Torres, y las diligencias que acompañaron este nuevo capítulo, que refleja las costumbres y formalidades de una época impregnada de tradición: «En
la ciudad de León, a prim, de Febo. De mil ochocientos nueve años, yo
Leandro Ortega, cura del Sagrario de esta Santa Iglesia Catedral en
virtud de despacho del Deán don Juan Francisco Vilchez y Cabrera,
gobernador de este Obispado, suscribo dispensas de las tres proclamas
dispuestas por el Concilio de Trento, […] por palabras del presente de
verdadero matrimonio a Don José Guerrero de Arcos, viudo de Dᵃ María
Baldibia, con Dᵃ Mercedes Mayorga, viuda de Don Pedro Torres.
Testigos, Don José María Falla y Don Fernando Guerrero.»17
«En
la misma fecha examiné bajo la religión del juramento al
señor Dn José Guerrero, presentado por testigo, y hechas las preguntan
que pre...trucción del Obispado dijo: Que es casado de sesenta años de
edad … [h]acendado de la Feligresía del Sagrario, que no le tocan … la
ley con los contrayentes á quienes conoce bien; que no sabe que tenga
impedimento … ni afinidad que embarase su matrimonio, que lo
dicho
es verdad en que … firma conmigo y Sro. Ante mí,...»17
IV. Pastor Guerrero de Arcos y Angulo En
1798, don Pastor contrajo matrimonio con doña
Dionicia Molina y Poveda,
nieta de don Antonio Poveda y Rivadeneira.
Hijos de don Pastor y doña Dionicia hijos fueron:Don Pastor fue secretario de la Junta Gubernativa de León alrededor de 1811.18 El cargo de Secretario que desempeñó don Pastor conllevaba la tarea de consignar actas, elaborar documentos oficiales y gestionar las comunicaciones, labores acordes con su notable formación y el distinguido lugar que ocupaba en la sociedad de su tiempo.
![]() Fue esa una «época de una serie de contradicciones con el Cabildo Eclesiástico y el rector del seminario San Ramón y al aplicar la Real Provisión del Rey don Felipe a los productores de añil, en donde les prohibía utilizar indios en sus obrajes por lo malsano, con lo que se ganó la enemistad de la élite añilera de León».18 La
producción de añil en Nicaragua, comenzó en el siglo XVI y se
intensificó en el XVIII, siendo una industria clave para la economía de
la época. La importancia del cultivo del añil radicaba en que se usaba
para extraer un tinte azul intenso que era muy demandado en la
industria textil. Sin embargo, el uso de mano de obra indígena estaba
regulado por las Leyes Nuevas de 1542, que intentaban limitar la
esclavitud y el trabajo forzado. La Real Provisión aplicada
por don Antonio era una extensión de dichas leyes,
enfocada en las
condiciones insalubres de los obrajes, lo que lo puso en conflicto
directo con los intereses económicos de productores de añil.
Como
consecuencia de la valiente postura de don Antonio, quien ejerció una
defensa férrea de la población indígena frente a los ultrajes que
sufría por parte de la élite productora de añil, fue asesinado el 7 de
julio de 1727 por cuatro enmascarados que irrumpieron en su habitación
tras golpear la puerta durante la noche.19
V. Bernabela
Guerrero de Arcos y Molina. Doña
Bernabela contrajo matrimonio con don Antonio Selva.
V. Justo Pastor Guerrero de Arcos y Molina Don Justo Pastor nació el 8 de agosto de 1820, en un momento de transición histórica, justo antes de la secesión de Centroamérica en 1821. V. José Antonio Guerrero de Arcos y Molina La siguiente es una transcripción del registro bautismal datado el 17 de agosto de 1822 en la ciudad de León, Nicaragua, redactado por el Teniente Cura del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral, que certifica el bautismo de don José Antonio, hijo legítimo de don Pastor Guerrero de Arcos y doña Dionicia Molina y Poveda, que refleja las prácticas religiosas y administrativas de la época en que, tras la secesión de Centroamérica en 1821, se comenzaba a consolidar la identidad nacional en el marco de una nueva realidad política y social. El texto, con su lenguaje formal y detalles específicos, ofrece una ventana a la vida cotidiana y las estructuras familiares de la primera mitad del siglo XIX en León: «En
la ciudad de León á los diecisiete días del mes de Agosto de mil
ochocientos veintidós. Yo el Teniente Cura del Sagrario de esta S.I.C.
Bauticé solmnemente á José Antonio, hijo legítimo de Pastor Guerrero y
Dionicia Molina ... nació en la fecha fue su Padr. Timoteo Mayorga
(firma)
Francisco Aguado».
V. José de la Cruz Guerrero de Arcos y Molina Don José Guerrero de Arcos y Molina, una figura de imponente presencia en la historia centroamericana, emergió como un destacado abogado y político cuya vida estuvo marcada por el talento, el deber y las turbulentas aguas de la política regional. Nacido en 1799 en la vibrante ciudad de León, Nicaragua, fue fruto de la unión entre don Pastor Guerrero de Arcos y Ángulo, un hombre egregio y de carácter firme, y doña Dionicia Molina y Poveda, nieta de don Antonio Poveda y Rivadeneira, cuya influencia moldeó los primeros pasos de este ilustre personaje. En su juventud, don José de la Cruz unió su destino al de doña Juana Casco Quiñores, en un primer matrimonio que floreció con la llegada de tres hijos: don José Leocadio, un cabalero gallardo y lleno de honor; doña Paula, cuya vida se entrelazó con la del célebre General Máximo Jerez Tellería, una figura clave en la política nicaragüense; y doña Manuela, cuya gracia y legado perduraron en la memoria familiar. Tras
la
pérdida de doña Juana, el
destino le reservó un nuevo capítulo amoroso. En segundas nupcias, don
José se desposó con doña Esmeralda
Guerrero de Arcos, una mujer de linaje distinguido, hija de don
Maximino
Guerrero de Arcos y doña
Joaquina
Guerrero de Arcos. Un hermano de doña Esmeralda, don Pedro de
Jesús, fue bautizado el 6 de julio de 1818, un detalle que no solo
enriquece nuestro conocimiento sobre la familia de doña Esmeralda, sino
que también nos ancla en una época concreta. De esta unión nacieron
siete hijos, cada uno un reflejo del
vigor y la diversidad de su estirpe: don José de la Luz, don
Máximino, doña
Esmeralda, doña
Valeria, don José Valentín, don José de Jesús y don
Miguel Gerónimo, nombres que resonarían en los anales de su tiempo.19
bis ¿José de la Cruz o José María?
Aunque
los anales de la historia suelen recordarlo bajo el nombre de «José
María», la precisión documental revela que el verdadero segundo nombre
de este
fascinante personaje fue «de la Cruz».
Así lo atestigua el asiento de su partida de matrimonio con doña
Juana Casco. Este valioso documento, emanado de los archivos diocesanos
de la ciudad de León, narra cómo el cura del Sagrario de la Santa
Iglesia Catedral, tras cumplir con las diligencias matrimoniales de la
época, unió en sagrado vínculo a «José de la Cruz» Guerrero con la
distinguida doña Juana.
«En
la ciudad de León a los diez y
nueve días del mes de mayo de mil ... años, yo
el cura del Sagrario de esta Santa Iglesia Catedral, habiendo precedido
las diligencias matrimoniales, y no habiendo resultado impedimento
alguno, desposé y di bendición nupcial a José de la Cruz
Guerrero con Juana Casco,
ambos de esta feligresía, siendo testigos...»
![]() La
certeza de su identidad se refuerza aún más en el asiento de la partida
de matrimonio de su hijo, José Leocadio, con la que se despeja
toda duda:
su segundo nombre era, sin lugar a equívocos, «de la Cruz» y no
«María». En este registro, con la caligrafía propia de un tiempo
lejano, se lee: «... Año del Señor de mil ochocientos cincuenta, en la
ciudad de León a los treinta y un días de mes de Abril, yo el Teniente
Cura... desposé ... a don José Leocadio, h. let. de don José de la Cruz
Guerrero y doña Juana Casco con doña María .. h. let. de don Timoteo
Mayorga y doña Victoriana Reyes ...».
![]() World Statement lo
identifica correctamente
como «José de la Cruz», añadiendo un respaldo contemporáneo a las
fuentes primarias.19ter
Dichos documentos —los asientos matrimoniales de don José con doña Juana y de don Leocadio con doña María— no solo confirman su nombre auténtico, sino que también despiertan la intriga: ¿cómo surgió la variante «José María»? ¿Fue acaso un desliz de una transcripción apresurada, un alias adoptado en los círculos públicos donde resonaba su influencia, o simplemente la sombra de un nombre más común, como «José María», que eclipsó al original? Este enigma añade una capa de fascinación a la vida de un hombre cuyo legado trasciende las páginas y los errores del pasado. La vida de don José de la Cruz trascendió el ámbito doméstico para proyectarse con fuerza en el escenario político. En 1839, asumió el cargo de presidente provisional de Honduras, un cargo que le fue conferido en medio de un torbellino de crisis política tras la renuncia de Juan Francisco de Molina y la desintegración de la República Federal de Centroamérica. Su designación no fue un capricho del azar: su sólida formación como jurista, su experiencia política y su afinidad con los ideales conservadores lo convirtieron en el hombre idóneo para dirigir los destinos de esa nación en tiempos de incertidumbre. Su breve pero intenso mandato estuvo marcado por un esfuerzo titánico para negociar la paz con El Salvador, tras la derrota en la Batalla del Espíritu Santo, demostrando su habilidad como mediador y su visión para estabilizar una región fracturada. Años más
tarde, su estrella volvió a
brillar cuando ocupó el puesto de Supremo Director del Estado de
Nicaragua, tras vencer en elecciones bipartidistas el
6 de abril de 1847, cargo que ocupó hasta 1 de enero de 1849.
En
este período, don José navegó con destreza las turbulentas aguas de la
gobernanza, dejando una huella indeleble como líder en una época de
desafíos y transformaciones. Su vida, tejida con hilos de familia,
poder y servicio, permanece como un testimonio vibrante de la
complejidad y la grandeza de los hombres que forjaron el destino de
Centroamérica. «ASAMBLEA
LEJISLATIVA:
La voluntad del soberano pueblo nicaragüense, espresada por, vuestro medio, hoi me coloca en el augusto sólio del Estado, y este gran testimonio de honor, y confianza que se me prodiga. Nunca lo esperé, considerándolo siempre superior á mi pequeño, ó ningún mérito, y lo que es más, porque estando cubierto de luto, infortunios, asperezas, y dificultades mil, el tránsito por donde con mas aptitudes apenas han podido pasar mis antecesores, sean cuales fueren las causas fatales que para tanto hayan influido, natural y forzoso es que le inspire temor, y desconfianza aun al hombre mas animoso, fuerte, virtuoso, y menos reflexivo. Sin embargo, si la Providencia ya ha dispuesto que cargue sobre mí el grave peso de la Dirección del Estado, sumiso al supremo mandato. yo lo recibo de vuestra mano, respetable cuerpo Lejislativo, no confiando en mis propias fuerzas; porque sería pretender fijar sobre una frajil espiga la gravísima mole de un suntuoso edificio; sinó en que el sabio lejislador sabrá remover los obstáculos que impidan la marcha insegura de Nicaragua, y en que haciendo un noble, y uniforme esfuerzo todos los nicaragüenses, con sus virtudes, talentos, brazos, y caudales, en la parte que les toca, se interesarán para que el Estado se encamine por solo la via del progreso hasta su mayor prosperidad. Y si yo en el lógro de tan grandiosa empreza tuviere alguna parte, veré colmada mi dicha en la felicidad de mi patria. Dije.»
«El Director Supremo del Estado á
los habitantes del mismo:
Nicaragüenses:
– Vuestros espontáneos sufrajios y la espresion unísona
de la Asamblea Lejislativa, me han inmerecidamente elevado al solio del
Estado con el fin santo de dirijiros por el sendéro de la libertad
legal al objeto comun de vuestra prosperidad; pero este sendéro es una
sola línea: ¡por una parte se deja vér la montaña desmesurada
del despotismo, y por la otra el abismo inmenso de la anarquia!!
Por
consiguiente, necesitamos de mucho tino para marchar rectamente
sobre él, salvando siempre, ya el estrellarnos contra la enorme roca de
la arbitrariedad; ya el precipitarnos en el báratro del desórden.
El
campo sobre que debemos situarnos para trazar esa linea que nos
conduzca por entre aquellos peligros al bienestar futuro, es la
preciosa seccion del globo que nos ha cabido en suerte. Ella por su
posición jeográfica entre los dos grandes Océanos del Austro, y del
Boréas, está en relación, no solo con el resto del continente, sinó
tambien con el Asia, con la Europa, y otras partes interesantes del
mundo: contiene en su seno la posibilidad de establecer la comunicacion
intermarina, facilitada por ese hermoso lago, cuyas navegables y
salutíferas aguas al mismo tiempo que casi se besan con las del
Pacífico, se unen con las de el Atlántico: está regada por rios
caudalosos fuentes que fertilizan en todas direcciones su suelo siempre
cubierto de bosques sombrios que nos dan refrijerio, esquisitas
producciones y exelentes maderas de construcción para incrementar las
poblaciones, dispuesto á recibir el jérmen fecundo que produce
abundantes cosechas para la subsistencia de los pueblos. y productor de
pastos que nútren y multiplican los numerosos ganados de este nuevo
Ejipto, que en su parte setentrional encierra inmensos tesoros del
reino mineral.
Mas
para desarrollar esos grandiosos elementos de riqueza, y gozar de
los demas bienes sociales, presiso es, que establescamos la union
jeneral, el invariable cumplimiento de las leyes, el mejoramiento de la
Hacienda pública, el afianzamiento de la seguridad del Estado, la paz
de los pueblos, y el progreso de todos los ramos de la administración.
Si
para estos sagrados objetos puedo contar con vuestras sanas
intenciones, buen sentido, conocimientos, brazos y demás medios
necesarios de eficaz cooperación, de manera que unidos todos, sin
exepción de partidos, marchemos por la linea recta que nos conduce á la
felicidad. Yo os prometo que en el augusto Ministerio de que me habeis
investido, sabré sostener con firmeza este programa hasta el último día
de mi mando.
Santiago
de Managua, Abril 6 de 1.847.
José Guerrero»19quater Ya en
1845, el gobierno inglés había proclamado la coronación del Rey de los
Moscos y ofrecido su protección, un preludio a sus ambiciones sobre un
futuro canal interoceánico. Desde entonces, con reclamos caprichosos y
vejatorios, buscó doblegar al gobierno nicaragüense. En noviembre de
1847, llegó a Nicaragua una misiva del Rey Mosco exigiendo la
desocupación del puerto de San Juan del Norte. Aunque Nicaragua
solicitó respaldo a los países centroamericanos, solo Honduras y El
Salvador respondieron con apoyo concreto. El 20 de enero de 1848,
tropas británicas desembarcaron en el río San Juan y avanzaron hacia el
Lago de Nicaragua, con la intención de dominar todo el territorio. En
este crítico escenario, don José Guerrero de Arcos, con destreza y
determinación, negoció y logró la aprobación del Convenio
anglo-nicaragüense, firmado en la pequeña isla del Gran Lago conocida
como «Isla de Cuba». Este acuerdo salvaguardó la soberanía nicaragüense
sobre el Gran Lago, aunque cedió San Juan del Norte al Reino Misquito,
declarado protectorado inglés. Décadas después, en 1894, bajo el
mandato de José Santos Zelaya, la Mosquitia fue reintegrada a Nicaragua.20
El 1 de
enero de 1849, aquejado por motivos de salud, don José Guerrero de
Arcos
entregó la suprema dirección del estado al senador Bernardo Toribio
Terán Prado. Su vida se extinguió en 1853, cerrando un capítulo
significativo en la historia nicaragüense.21
La simplificación de los
apellidos compuestos
Tras la secesión de los países hispanoamericanos en el siglo XIX, los apellidos compuestos como «Guerreo de Arcos», «Vega de Hoz», «Reyes de la Peña» o «Cabeza de Vaca» comenzaron a simplificarse, transformándose en formas más breves como «Guerrero», «Vega», «Reyes» o «Vaca». Este cambio tuvo raíces en el contexto histórico de la secesión, cuando las nuevas repúblicas buscaron romper con el pasado virreinal y sus símbolos de poder. Durante la época virreinal, estos apellidos, con partículas como «de» o «del», denotaban linajes nobles o vínculos con la aristocracia peninsular, pero tras la independencia, se convirtieron en ecos de un sistema jerárquico que las sociedades emergentes rechazaban. Este rechazo simbólico, alineado con los ideales republicanos de igualdad, llevó a una «democratización» de los apellidos, reflejando el deseo de construir identidades nacionales desvinculadas de la herencia española. Además, la practicidad de los registros civiles, que exigían formas más simples y uniformes, y la costumbre oral de omitir partículas en el habla cotidiana aceleraron este proceso de transformación. Sin embargo, la simplificación no fue universal, y en ciertas regiones de Hispanoamérica los apellidos compuestos se mantuvieron como vestigios de tradición o prestigio. En lugares como México, Colombia o Perú, nombres como «De la Torre» o «Del Castillo» perduraron, especialmente entre familias que conservaron influencia social o que valoraban la continuidad de su linaje histórico. Los cambios sociales posindependentistas, como la movilidad social y la menor relevancia de las distinciones aristocráticas, también influyeron en la tendencia general hacia formas más cortas. Este fenómeno ilustra la diversidad de experiencias tras la secesión y cómo la separación de España no solo marcó una ruptura política, sino que también moldeó las identidades personales y colectivas, reflejadas incluso en algo tan cotidiano como los apellidos. Como lo mencionamos, del enlace entre don José de la Cruz Guerrero de Arcos y Molina y doña Esmeralda Guerrero de Arcos surgieron los siguientes descendientes: VI. Maximino Este
fragmento proviene del asiento de la partida de defunción, registrada
el 10 de
enero de 1909 en la Parroquia del Sagrario, donde se documenta la
sepultura eclesiástica de Maximino, hijo legítimo de José Guerrero y
Esmeralda de Guerrero, quien recibió los Santos Sacramentos, acompañado
de las formalidades correspondientes:
«En
la Parroquia del Sagrario de esta S. Y. C. á diez de enero de mil
novecientos nueve. Yo el Cura di sepultura eclesiástica a Maximino,
hijo legítimo de don José Guerrero y doña Esmeralda de Guerrero …
recibió
los Santos Sacramentos – Conste. … de la Llana.»
VI. Esmeralda VI. Valeria. Doña Valeria contrajo matrimonio con Lucas Godoy. VI. José Valentín VI. Miguel Gerónimo Este
registro de 1847 documenta el bautismo de los gemelos José Valentín y
Miguel Gerónimo Guerrero, hijos del Director Supremo de Nicaragua, José
Guerrero, y Esmeralda Guerrero, oficiado por el Obispo Jorge de Viteri
y Ungo en la Catedral de León. Un detalle de interés es la mención de
los padrinos, figuras destacadas de la época, lo que refleja la
relevancia social y política de la familia Guerrero de Arcos en ese
contexto histórico:
«Año
del Señor de mil ochocientos cuarenta y siete, en la ciudad de León el
día diez y nueve de Octubre Nos. Dn Jorge de Viteri y Ungo
por la
Misericordia Divina y Gracia de la Sta. Sede Apostólica, Primer Obispo
y de S. Salvador, Prelado Doméstico de La Santidad Asistente al Sacro
Solio Pontificio y
Delegado Apostólico; Teniendo el uso de
![]() Don Jorge
de Viteri
y Ungo,
Obispo de San Salvador, era guatemalteco y no había podido aclimatarse
a San Salvador. Había sido expulsado de aquel país por su participación
activa en asuntos políticos. El 8 de abril de 1847 solicito a don José
Guerrero de Arcos la ciudadanía nicaragüense, quien se la concedió.22
VI. José de Jesús. Don José de Jesús contrajo matrimonio con doña María Castillo. Este
documento de 1850, emitido en León, Nicaragua, registra el bautismo de
José de Jesús, hijo de José Guerrero y Esmeralda Guerrero, oficiado por
el Obispo Jorge Viteri y Ungo, quien también era Gobernador
eclesiástico de
Nicaragua. Un aspecto interesante es la mención de los abuelos de ambos
lados, lo que destaca la importancia de la genealogía en los registros
eclesiásticos de la época, reflejando la estructura familiar y social
del período:
«ESTADO SOBERANO DE NICARAGUA EN CENTROAMÉRICA. VALE MEDIO SELLO CUARTO PARA LOS AÑOS DE MIL OCHOCIENTOS CUARENTA Y NUEVE Y CINCUENTA. Año del Señor de mil ochocientos cincuenta, en la ciudad de León á los cinco días de mes de Enero, Nos el Sor. Jorge Viteri y Ungo por la Misericordia Divina y Gracia de la Santa Sede Apostólica, Obispo Electo y Gobernador de Nicaragua, Prelado Doméstico de su Santidad, Asistente al Sacro Solio Pontificio y Delegado Apostólico, hicimos los exorcismos, bautizamos solemnemente, pusimos óleo y crisma á un infante que nació el treinta y uno de Diciembre, le pusimos por nombre José de Jesús, h. l. de Dn José Guerrero y Da. Esmeralda Guerrero; sus abuelos paternos, don Pastor Guerrero y Da. Dionisia Molina; sus abuelos maternos, don Maximino Guerrero y Da. Joaquina Guerrero; fue su padrino el Sor. Teniente de Cura del Sagrario … Quijano, a quien advertimos sus obligaciones y parentesco espiritual … y lo firmamos con nuestro infrascripto Secretario de Cámara y gobierno – Entre líneas = …. = vale = Jorge, Obispo Electo, Gobernador de Nicaragua. Firmas ilegibles.» VI. José de la Luz ![]() Don José de la Luz fue reconocido como uno de los médicos más destacados de Nicaragua de finales del siglo XIX. Se distinguió por sus notables habilidades en el tratamiento de enfermedades tan graves como la malaria, la lepra y la tuberculosis. En el siglo XIX, contraer lepra o tuberculosis a menudo significaba enfrentar un destino de aislamiento social, deterioro físico progresivo y, en muchos casos, una muerte prematura debido a la falta de tratamientos efectivos y al estigma asociado con estas enfermedades. En una era donde la industria farmacéutica aún no había emergido como la conocemos hoy, los médicos de aquel tiempo, como don José de la Luz, debían recurrir a su ingenio y conocimientos para preparar sus propios remedios. Estos profesionales de la salud desarrollaban fórmulas magistrales basadas tanto en la tradición como en los avances científicos de la época, para ofrecer alivio y, en muchos casos, curaciones sorprendentes a sus pacientes. Contrajo matrimonio con doña Juliana Orozco Guerrero, conocida cariñosamente como «Mi Julia», una figura notable en el entorno social de la ciudad de León. Doñá Juliana nació en 1842 en León y murió en 1923 en la misma ciudad; fue ![]() La siguiente es la transcripción de una nota de duelo publicada el 3 de abril de 1923 en el diario El Cronista de León, Nicaragua, que lamenta el fallecimiento de doña Juliana. Este texto, cargado de historia y emotividad, refleja la vida de una mujer perteneciente a una distinguida familia leonesa, viuda de un reconocido médico, y madre de hijos dispersos entre Nicaragua y Argentina. La nota no solo honra su memoria, sino que también ofrece un vistazo a las costumbres y el lenguaje de la época, preservando un fragmento valioso del pasado nicaragüense: «Doña
Juliana V. de Guerrero
A la edad de ochenta y un años, falleció ... doña Juliana viuda de Guerrero, perteneciente a una de las más antiguas familias de León. Fue esposa del doctor José de la Luz Guerrero, uno de los más distinguidos médicos del país en aquella época, refiriéndose ![]() Doña Juliana tenía listo su viaje a la Argentina, con objeto de reunirse con sus hijos Guadalupe y José de la Luz, quienes viven en San Rafael, Provincia de Mendoza; pero la muerte le salió al paso. Tan hondo duelo, pone cortinas negras en varios hogares y al consignar tan triste suceso, enviamos sentida condolencia a sus hermanos don Juan José y don Bernardo y a sus hijos don Miguel, don Rufino, don Juan Bautista y don Mateo, y a los demás miembros de su familia, especialmente a su sobrino don Abrahám Orozco. Su funerales se verificaron ayer tarde, en medio de numerosa concurrencia.» Nota de Duelo publicada en el diario El Cronista de León, Nicaragua, el 3 de abril de 1923. De don José de la Luz y de doña Juliana descienden: VII. Guadalupe VII. José de la Luz VII. Rufino VII. Juan Butista VII. Mateo. Don Mateo
administró la Hacienda Sta. Rosa, propiedad de doña
Juliana, situada en Izapa, León. Contrajo matrimonio con doña
Feliciana Medrano Cermeño. De ellos descienden doña
Emiliana, doña Petrona y don Marcelino
VII. MarcelinoVII. Leoncio VII. Miguel ![]() ![]() El
apellido inglés Sampson tiene sus
raíces en Francia, específicamente en la región de Normandía, donde se
cree que deriva de localidades como Saint-Samson, nombradas en honor a
San Sansón, un misionero bretón del siglo VI conocido por su labor
evangelizadora. Se piensa que el apellido llegó a Inglaterra tras la
conquista normanda de 1066, llevado por alguno de los seguidores de
Guillermo I, Duque de Normandía y rey de Inglaterra, apodado «El
Conquistador». Una de las primeras menciones documentadas aparece en el
Domesday Book de 1086, un registro exhaustivo de tierras y propiedades
ordenado por Guillermo, donde se cita a Albert de Samsona como propietario
de tierras. Con el tiempo, el apellido evolucionó, y una referencia más
moderna de dicho apellido, con su ortografía actual, data de 1550,
cuando John Sampson contrajo matrimonio con Elizabeth Clarke en la
iglesia de San Miguel en Cornhill, Londres, un templo histórico que
data del siglo XII. Esta trayectoria refleja cómo el apellido se
consolidó en la Inglaterra medieval, extendiéndose luego a otras
regiones del mundo, incluyendo América, a través de migraciones y
colonizaciones.
En Nicaragua, el apellido Sampson se
estableció con la llegada del ingeniero don Dudley Farrington Sampson,
quien participó en el diseño y trazado de la línea férrea del extinto
Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua, un proyecto clave para el
desarrollo económico del país a finales del siglo XIX y principios del
XX. Don Dudley Farrington Sampson nació el 1 de septiembre de 1858 en
Newington, Surrey, Inglaterra,23 una zona
conocida entonces
por su crecimiento suburbano cerca de Londres, y falleció el 12 de
marzo de 1935 en León, Nicaragua, donde pasó gran parte de su vida tras
emigrar. Sus restos descansan en el Cementerio Guadlupe de León, un
lugar histórico que alberga a figuras notables de la región. Su
traslado a Nicaragua no solo marcó el inicio de la presencia del
apellido en el país, sino que también reflejó la influencia de
profesionales británicos en la modernización de la infraestructura
nicaragüense durante esa era.
![]() Tras
establecerse definitivamente en Nicaragua, don Dudley desempeñó un
papel destacado como ingeniero, ejecutando y
supervisando numerosas obras de infraestructura que dejaron huella en
el desarrollo del país. Entre sus proyectos más notables se encuentra
el muelle del Puerto de Momotombo, ubicado en el Lago de Managua, una
estructura clave para el comercio y el transporte en su época, aunque
hoy solo quedn vestigios de su existencia. Además, contribuyó al
diseño y construcción de diversas obras civiles de
ingeniería en distintos puntos de Nicaragua, demostrando su habilidad
técnica y su compromiso con la modernización de la nación. Su legado
perdura como testimonio de la influencia de su trabajo en la
conectividad y el progreso de la región desde finales del siglo XIX
hasta principios del XX.
Tras la dimisión del Gral. José Santos Zelaya, y la ocupación del país por tropas de Estados Unidos, fue signatario, como extranjero honorable, del Acta de Rendición de la ciudad de León. En primeras nupcias contrajo matrimonio con doña Asunción Osorio. VIII. Emma.
Doña
Emma nació alrededor de 1913 y murió en diciembre de 1933 al dar a luz
a su primer hijo. Fue casada con don José (Pepe) Alvarado.
VIII. Dudley.
Nacido en León, Nicaragua. Fue doctor en farmacia. Contrajo
matrimonio con
doña Haydeé Castellón y Castellón.
VIII. Dennis.
Nació en 1921 en Leon, Nicaragua. Se unió en matrimonio a doña
Rafaela
Espinoza López.
VIII.
Carlos Rufino. Nació el 29 de febrero de 1909 en León,
Nicaragua y
falleció en 2003 en Maracaibo, estado de Zulia, Venezuela. En 1928
contrajo matrimonio
con doña María Aurora Robleto Gallo,
con quien emigró a
Venezuela en 1953, para formar la rama venezolana de la familia
Guerrero de Arcos Sampson.
VIII. Ramiro Francisco. Nació el 29 de febrero de 1909. Contrajo matrimonio con doña Stella Delgado Sevilla. VIII. Miguel Andrés.
Nació en 1907 en León, Nicaragua y falleció en 1981 en Managua,
Nicaragua. En 1923 se unió con doña Juana
Alvarado en primeras nupcias, luego, a doña
Erlinda Novoa en segundas nupcias,
el 29 de mayo de 1938, a doña Berta López
Castillo en terceras nupcias,
y a doña Juana Reyes en cuartas nupcias.
VIII. Susana. Doña
Susana nació en León Nicaragua en 1916. Contrajo matrimonio con Eduardo
Narváez López, en Managua, Nicaragua el 22 de septiembre 1934.
VIII. Julia.
Doña Juliá contrajo matrimonio con don Pablo
Emilio
Montalván el 23 de junio de 1941. Falleció en Miami, Florida en 2013.
VIII. Ester ![]() ![]() En 1950, doña Ester contrajo matrimonio con el Dr. don Julián Bendaña Silva, un distinguido y destacado abogado especializado en derecho de la propiedad industrial. Don Julián fue reconocido por su profunda experiencia en la protección de marcas y patentes, áreas fundamentales dentro de esta rama del derecho. Su trayectoria profesional lo posicionó como una figura notable en el ámbito legal, contribuyendo al desarrollo y aplicación de normativas relacionadas con la propiedad industrial en su entorno. ~~~
(1)
Solórzano Sanabria, Roberto: "Conquistadores y Pobladores de Costa
Rica- letra c", en Revista Electrónica Nº 18, de la ACCG, junio-julio
2010, p. 176-305.
(2) Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica (AFEHC). Diccionario : GUERRERO DE ARCOS, Don Miguel Gerónimo. (3) Solórzano Sanabria, Roberto: "Conquistadores y Pobladores de Costa Rica" en: Revista Electrónica Nº 16, de la ACCG, enero-febrero de 2010, p. 84-227. (4) Solórzano Sanabria, Roberto: "Conquistadores y Pobladores de Costa Rica- letra c". (5) Meléndez Cháverri, Carlos, Conquistadores y Pobladores: Orígenes Histórico-Sociales de los Costarricenses, Prim. Edon, Editorial Universidad Estatal a Distancia, San José, 1982, p. 147. (6) Solórzano Sanabria, Roberto: "Conquistadores y Pobladores de Costa Rica- letra c". (7) Castro Tosi, Norberto: "Armorial General de Costa Rica" en CD de la ACCG. (8) Persona: Véase: Yves de La Goublaye de Ménorval R. "Sesenta y cuatro Fundadores de linajes de mi ascendencia materna, nacidos en el siglo XVI, de origen ibérico que vinieron a Costa Rica", En: Revista Electrónica Nº 9, de la Academia Costarricense de Ciencias genealógicas, enero-marzo 2008, p. 38-68. Véase: http://www.genealogia.or.cr/flash/revistas/revista009a.swf. Véase: Segura Rodríguez, Carlos Hernán: "Mi abuelo Don Próspero, un costarricense de cepa (Los Rodríguez de Oviedo)", En: Revista Nº 36, de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas, San José, Costa Rica, 1998, p.51-119. (9) Manfut, Eduardo, Reseñas Históricas de El Sauce León, http://www.manfut.org/leon/sauce1.html. (10) G. Romero, p. 207. (11) Op. cit. Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica (AFEHC). (12) Cartas de cabildos hispanoamericanos: Audiencia de Guatemala, Javier Ortíz de la Tabla Ducasse, Bibiano Torres Ramírez y Enriqueta Vila Vilar, editores. (13) PRADO SÁENZ, Eladio, “Los fundadores españoles de Costa Rica”, p. 44, en Revista de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas, Números 13-14, Octubre de 1965, pp. 31-80. (14) Sobre el partido de Subtiava, V. JUARROS, Domingo, Compendio de la historia del Reino de Guatemala 1500-1800, Guatemala, Editorial Piedra Santa, 1ª. edon, 1981, p. 37. Los otros partidos de la Intendencia eran El Realejo, León, Matagalpa y Nicoya. 15) Recopilación de Genealogía Chilena, http: //www. genealog.cl/ Chile/T.html. (16) Rivera Montealegre, Flavio, Ruben Darío: su vida y su obra, p. 378. (17) Cabildos Provinciales del Reino, en la Capitanía General de Guatemala de 1761-1820. (18 bis)
https:// es.wikipedia.org/ wiki/
Movimientos_independentistas_en_Nicaragua_de_1811_y_1812
(18) Expediente número 2390, del Oficio de la Junta Gubernativa de León al Ayuntamiento de Cartago, a 19 de diciembre de 1811. (19) Boletín Archivalía, Año 1, No. 1, Archivo Histórico Municipal de León, UNAN-LEÓN, febrero de 2008.https://revistas.unanleon.edu.ni/index.php/archivalia/issue/view/30/15 (19 bis)
https://en.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%Ada_Guerrero_de_Arcos
(19 ter) https://www.worldstatesmen.org/Nicaragua.htm (19 quater) Vega Bolaños, Andrés, Gobernantes de Nicaragua, Managua, Nicaragua, 1944, pp. 130, 131. (20) Gamez, José don, Historia de Nicaragua, 2da Edon, Escuela Profesional de Artes Gráficas, Madrid, 1955, pp. 445-454. (21) http:// libraries.ucsdonedu/ locations/ sshl/ resources/ featured-collections/ latin-american- elections- statistics/ nicaragua/ elections- and- events -18111856.html. (22) Gamez, p. 446. (22 bis) https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_Guerrero, página consultada el 15 de marzo de 2012. (23) England & Wales births, Newwington District, 1837-2006. ©
MMXIII - MMXXV
Con la colaboración documental de don Manuel Noguera Ramírez, recabada en los archivos Históricos Diocesano y Municipal de la ciudad de León, Nicaragua. Agradecemos a don Flavio Martínez Guerrero (de Arcos) la gentil aportación de información adicional sobre las VII y VIII generaciones. ![]() |