Genealogía del linaje Guerrero de Arcos
View page in English
Escudo de Armas de Guerrero de Arcos

El apellido Guerrero, arraigado en los antiguos solares de Castilla, Aragón y Andalucía, teje una crónica de nobleza que el tiempo ha cincelado con delicadeza. Sus raíces se hunden en tierras legendarias, desde las llanuras castellanas hasta los riscos aragoneses y los campos dorados de Andalucía, donde su nombre resonó como un canto de honor. En múltiples ocasiones, este linaje demostró su grandeza ante las prestigiosas Órdenes de Santiago, fundada en el siglo XII para proteger a los peregrinos; Calatrava, guardiana de la fe en las fronteras medievales; Alcántara, erigida en las indómitas tierras de Extremadura; así como en las de Carlos III; y las de San Juan de Jerusalén: los célebres caballeros hospitalarios. Arcos, por su parte, emerge de la histórica Tarifa, en la provincia de Cádiz, un enclave andaluz que mira al estrecho de Gibraltar, testigo de vientos y conquistas desde tiempos fenicios. En las tierras lejanas de América, la estirpe Guerrero de Arcos cobra vida con don Cristóbal Guerrero de Arcos y de la Torre, un hombre cuyo espíritu indomable surcó océanos en el siglo XVI, portando consigo un legado que, como las olas del Nuevo Mundo, se fundió con los albores de una era dorada.

Las armas de Guerrero de Arcos son:

Escudo partido, a la siniestra, en campo de gules, una banda de oro, y, brochante sobre ella, una espada de plata, puesta en palo, con la punta hacia abajo; y a la diestra, en campo de oro, un puente de piedra al natural de tres arcos, mazonado de sable, y sobre el puente, un castillo al natural de tres torres, mazonado de sable y aclarado de gules.

El escudo de Guerrero de Arcos, impregnado de profundo simbolismo, distingue a un linaje vinculado a la defensa de su territorio, el honor y la justicia. En su mitad izquierda, el fondo rojo encarna la fuerza y el valor, mientras que la franja diagonal dorada representa nobleza y magnanimidad; la espada plateada, dispuesta verticalmente con la punta hacia abajo, simboliza la justicia y la autoridad ejercida con mesura en tiempos de paz. En la mitad derecha, el fondo dorado evoca riqueza y prestigio, y el puente de piedra de tres arcos, delineado en negro, representa la conexión y la solidez entre generaciones y su territorio. Sobre el puente, el castillo de tres torres, con detalles en negro y aberturas en rojo, proyecta una imagen de fortaleza y resguardo inquebrantable.

Así, este emblema encarna la esencia de un legado profundamente arraigado en la protección del territorio, la integridad moral y el compromiso inquebrantable con los valores que han sostenido al linaje a través del tiempo.

A continuación, nos adentraremos en un fascinante recorrido que desentrañará las vidas y hazañas de las generaciones I a VIII de este ilustre linaje en tierras americanas.

I. Cristóbal Guerrero de Arcos y de la Torre

Don Cristóbal Guerrero de Arcos y de la Torre vio la luz en 1635, en la radiante Marbella. Descendiente de don Juan Guerrero de Arcos y de doña Gregoria de la Torre, su linaje era un tapiz tejido con hilos de audacia y honor, cuyos nombres reverberan como cantos de una estirpe que surcó mares tempestuosos y desafió las sombras del olvido.

Marbella, joya de la provincia de Málaga, resplandecía en el siglo XVI como un epicentro vibrante, donde el pulso del comercio y la fertilidad de la agricultura se entrelazaban en una danza próspera. Su estratégico enclave mediterráneo la convertía en un faro codiciado, al tiempo que la influyente familia Guerrero de Arcos y de la Torre ocupaba una posición preeminente en la ciudad.

El 28 de marzo de 1673, en la lejana Cartago de Costa Rica,1 don Cristóbal unió su destino al de doña Gertrudis de Enciso Hita y Chaves, en un vínculo sellado por el amor y la vastedad de un nuevo horizonte. Años después, en 1705, a la venerable edad de 70 años, con la solemnidad de quien conoce el peso de su legado, dictó su testamento en esa misma Cartago, ante los ojos atentos del Capitán Blas González Coronel y Luque,2 una figura destacada en la Costa Rica del siglo XVII, una era definida por la consolidación de las estructuras  españolas en esa región del Imperio.  

Don Cristóbal, como Alférez Real, portaba con orgullo la insignia de su rango, un distintivo que no solo simbolizaba su autoridad, sino también su lealtad a la Corona y su papel como custodio de las leyes y el orden en aquellas tierras lejanas.
 
Estandarte RealEl Alférez Real, figura distinguida entre los miembros del cabildo indiano, encarnaba un oficio de esplendor ceremonial, más allá de lo mundano. En su esencia, era un cargo honorífico, tejido con hilos de gloria y tradición. En los días radiantes de fiesta y en las solemnes ceremonias oficiales, este guardián de linaje alzaba el estandarte real, un lienzo sagrado que desplegaba la presencia del soberano español en tierras lejanas. Tal dignidad, aunque envuelta en un aura de prestigio, cargaba consigo un peso silencioso: la obligación de sostener, de su propio peculio, los fastos de agasajos y celebraciones, así como las monedas que, como puente de armonía entre el pueblo y las autoridades, se esparcían en un gesto de unión perdurable.

Doña Gertrudis de Enciso Hita y Chaves, flor de un linaje venerable, era hija de don Bartolomé de Enciso Hita, nacido bajo los cielos de Calahorra, en La Rioja, España, posiblemente en 1596. Posiblemente un hermano de don Bartolomé, don Juan de Enciso Hita, hacia 1607 ostentaba el título de corregidor de QuepoMarbella. Don Bartolomé3 cruzó los mares hasta Costa Rica, donde su vida se entrelazó con la de doña Magdalena de Chaves y Alfaro (1606-1640).4 Ella, hija del intrépido conquistador y encomendero don Cristóbal de Chaves5 y de doña María de Alfaro y Xaramillo Gutiérrez (1575-1629),6 llevaba en su sangre la herencia del Alférez Real don Cristóbal de Alfaro y de doña Catalina Xaramillo Gutiérrez (1550-1620),7 esta última descendiente de don Gome Xaramillo y de doña Magdalena Gutiérrez,8 raíces profundas de una estirpe nacida en Marbella. En 1630, don Bartolomé asumió el mando como alcalde de Cartago, y en 1632 extendió su justicia como corregidor de Chirripó, en el sudeste de la provincia de Costa Rica. Dos años después, en 1634, tomó las riendas del gobierno de Costa Rica. Más tarde, su nombre resonó como teniente de los oficiales reales de la Tesorería de Nicaragua, un cargo que lo elevó hasta su último aliento en 1639, año en que falleció.

El corregidor desempeñaba un papel clave como funcionario encargado de gobernar un distrito o corregimiento, supervisando la administración, la justicia y la recaudación de tributos, especialmente en áreas con población indígena. Por su parte, el encomendero era un beneficiado por el sistema de encomienda, que le permitía recaudar tributos y trabajo de los indígenas a cambio de ofrecerles protección y evangelización. Finalmente, el teniente de los oficiales reales de la Tesorería apoyaba en la gestión de las finanzas, los impuestos y los recursos económicos del virreinato, asegurando que la corona recibiera sus ingresos. 

Además de don Fernando, cuyo nombre resuena como primogénito, entre los descendientes de la estirpe de don Cristóbal Guerrero de Arcos y doña Gertrudis de Enciso Hita y Chaves se encuentran doña Sebastiana, don Miguel, doña Nicolasa, doña Gregoria, don Francisco, don Juan, doña Potenciana, doña Juliana, doña María y don José.

En las generaciones futuras, pondremos especial atención en aquellas que conducen hacia Bendaña Guerrero de Arcos, aunque también destacaremos a miembros notables del linaje.

Los Guerrero de Arcos trasladaron su residencia de Cartago, en lo que hoy es Costa Rica, a León, en la actual Nicaragua, en un movimiento que refleja las dinámicas de poder de la época. Aunque las razones específicas de esta migración no están claras, es plausible que respondiera al mayor peso político, económico y social que León ostentaba en los siglos XVII y XVIII dentro de la Capitanía General de Guatemala. Mientras Cartago languidecía como un asentamiento aislado y de escasa relevancia, León emergía como un centro neurálgico de la administración virreinal, sede de autoridades eclesiásticas y civiles, y un punto estratégico para el comercio y la influencia en la región.

II. Fernando Guerrero de Arcos y de Enciso Hita

Don Fernando testó en 1743 y menciona a sus hijos:

III. Isidro 
III. Juana 
III. Antonio Ignacio 
III. Diego. Alcalde de León, Nicaragua hacia 1739.

III. Isidro Guerrero de Arcos

Don Isidro, nacido en 1718, contrajo matrimonio con doña Juana Angulo.

El siguiente texto relata un proceso legal y administrativo del siglo XVIII en la jurisdicción de León, provincia de Nicaragua, donde don Isidro Guerrero de Arcos, comisionado por el Juzgado para medir y remedir tierras, tuvo una participación fundamental en la solicitud de medida y amojonamiento de las tierras realengas denominadas San Juan de la Cruz de Piedra, seguida de la intervención judicial y fiscal para su valoración y remate, conforme a las disposiciones virreinales:

León, Nicaragua«PETICION DE medidas

«Por cuanto hayándose con comisión de este Juzgado Don Isidro Guerrero de Arcos para medir y remedir tierras en la jurisdicción de la ciudad de León, Provincia de Nicaragua, le presentó escrito Don Juan Lucas de Chavarría, en doce de Agosto del año pasado de mil setecientos setenticuatro, haciendo denuncia de hayarse poseyendo un sitio Realengo nombrado San Juan de la Cruz de Piedra en dicha jurisdicción, y que deseando pagar a su Magestad su valor, se procediese a su medida y amojonamiento....etc.

«MEDICIÓN

«En veintitrés de Agosto i mil setecientos setenticuatro años, Yo el consabido Juez acompañado de Don Juan Lucas Chavarría interesado en esta medida monté a caballo y habiendo pasado por la Población de El Sauce caminamos para el Oriente por unas sabanas llanas hasta llegar a unas serranías de tierra muy áspera y pedregosa, y por un pequeño camino que dijeron los prácticos o baqueanos era el que iba al sito de 'San Juan de Salale', caminamos hasta llegar al 41 por el dicho medidor la cuerda que tiene presentada, y puesta a la cola del caballo en que iba Matías Valdivia, mestizo, se empezó a medir de Oriente a Poniente, como lo pidió la parte... se marcó un cerrito que llaman del Salto... hasta que siendo ya tarde del día, y que empezaba a llover, mandé levantar la cuerda ...

«El Fiscal de su Magestad ha visto estos autos de medidas de las tierras de San Juan de la Cruz de Piedra sitas en la jurisdicción de León, con la regulación hecha por el Señor Ingeniero Director y dice: Que V. S. servirá declararlas por Realengas con el verdadero valor de cada caballería de las treinta y dos, ciento noventa y tres cuerdas y una tercia cuadradas que regula el Señor Ingeniero y mandar se saquen al Pregón en esta Capital y se rematen en el mejor y mayor postor que no sea deudor a la Real Hacienda y enterada en cajas […] su importancia con la medida Annata y acrecidos, librar el título correspondiente a la persona en quien se rematen [...] entendiéndose sin perjuicio de los naturales en la legua de resguardó y más tierras de que se les haya hecho mercedon..»9

Hijos de don Isidro Guerrero de Arcos:

IV. Pastor Guerrero de Arcos y Angulo.

Catedral de León, NicaraguaIV. Miguel Gerónimo Guerrero de Arcos y Angulo.

Don Miguel Gerónimo, nacido en 1749, consagró su vida al servicio divino al ser ordenado presbítero el 13 de abril de 1773. Su espíritu incansable lo llevó a ser Procurador Síndico de León10, voz de justicia entre los hombres, y Secretario de la Junta Provincial de Nicaragua, donde su pluma trazó los anhelos de una tierra en despertar. En octubre de 1809, la Canonjía de Merced de la Iglesia Catedral de León lo acogió como un honor merecido, y en noviembre de 1820, el título de Maestrescuela de la Catedral de León coronó su camino, elevándolo a guardián de la sabiduría y la fe en un altar de piedra y sueños.

Don Miguel Gerónimo dejó una huella significativa en la historia religiosa y administrativa de su época. Su vida transcurrió entre el servicio eclesiástico y las responsabilidades administrativas, desde sus inicios como presbítero en comunidades modestas hasta su ascenso a posiciones destacadas en la Iglesia Catedral de León. El siguiente es un relato detallado de su trayectoria, extraído de fuentes antiguas, que ilustra su dedicación y las circunstancias que moldearon su camino:

«don Miguel Gerónimo fue ordenado de presbítero el 13 de abril de 1773, y el año siguiente fue asignado por nombramiento de aquel cabildo de León al ministerio de cura interino del pueblo de Telica, donde se quedó un poco más de un año. El prelado don Esteban Lorenzo Tristán le encargó en noviembre de 1781, como interino, de servir el barrio de Laborío de la ciudad de León y el pueblo de Chinandega, “hermoso pueblo muy abastecido, próximo al puerto del Realejo” con una población de 6500 almas – según Miguel González Saravia. Obtuvo este último curato en propiedad en mayo de 1784, cargo que asumió hasta 1809.

«En 1787, el Gobernador de Nicaragua Juan de Ayssa finalizaba un informe sobre el clero de su provincia, mencionando a don Miguel Gerónimo Guerrero, diciendo que no podía menos que recomendarlo para cualquier promoción en su carrera.

«A pesar de ser cura, cumplió después con las pesadas tareas de secretario particular del obispo Juan Félix de Villegas durante diez años. Este prelado le confirió los títulos de examinador sinodal y lo instituyó vicario foráneo del partido del Realejo comisionándolo también para realizar la construcción de la Iglesia parroquial de aquel pueblo. Según su relación de méritos y servicios, emprendió el viaje hacia la capital del Reino de Guatemala junto con Villegas, entonces recién nombrado obispo; pero llegando a la ciudad de San Salvador regresó a su curato por “no probarle aquel temperamento”, lo que nos deja bastante perplejos puesto que el clima de León y de San Salvador no son tan distintos. Además de esto la estancia en San Salvador debía ser muy corta y Guerrero de Arcos sabía que el destino final iba ser la ciudad de Guatemala donde el clima era mucho menos caliente que el de León. No es imposible que Villegas y [Guerrero de] Arcos se hayan peleado. En julio de 1805, uno de los pocos libros de protocolo conservados en Nicaragua, del escribano Severino Alarcón, nos dice que dejó un poder general a don Tomás Toruño.

«Tras haber servido 16 años como comisario del Santo Oficio, fue nombrado en octubre de 1809 – por fallecimiento de don Manuel Cortés y Olarte – para la canonjía de merced de la Iglesia Catedral de León».11

IV. Fernando Guerrero de Arcos y Angulo

Don Fernando Guerrero de Arcos y Angulo desempeñó un papel notable en la vida provincial de su tiempo, como lo evidencia su participación en asuntos eclesiásticos y administrativos de relevancia. Casado con doña María Gertrudis Cervantes, su linaje se perpetuó a través de su hijo, don José Simeón Guerrero de Arcos y Cervantes, quien llegaría a presidir la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. El fragmento que se reproduce a continuación refleja su participación en una solicitud eclesiástica de 1814:

«2 de diciembre de 1814. Informan lo útil que es para esta providencia la solicitud que hace el deán de la Catedral don Juan Francisco Vilches, de que se le conceda permiso para convertir en colegio de religiosos recoletos franciscanos el templo y convento que edificó de su propio peculio en esta ciudad para clérigos congregantes de Don Felipe de Neri.

(f) Joaquín de Arechavala. – Cornelio Ramírez. – Fernando Guerrero de Arcos. – Lorenzo Cardenal. – Francisco Cortés. – Lcdo. José Valentín Gallegos. – José Manuel Salazar.

Forma parte de: Expediente sobre permiso para fundar un colegio de religiosos franciscanos. 1732-1817. 76 fols.»12

V. José Simeón Guerrero de Arcos y Cervantes.

Nacido en León en 1775,13 don José Simeón Guerrero de Arcos y Cervantes vino al mundo bajo el cielo provincial hispánico de Nicaragua. Unió su destino al de doña Ana Bolandi y Ulloa, con quien contrajo matrimonio tras años de un vínculo que floreció en compromiso. Se graduó en Leyes en la prestigiosa Universidad de San Carlos de Guatemala, forjando allí las bases de una mente aguda y apasionada por la justicia.

Ejerció como Subdelegado de Intendencia en el partido de Subtiava, uno de los cinco pilares de la Intendencia de León,14 cargo que desempeñó con diligencia. Tras la secesión de Centroamérica de las Españas, en 1823 formó parte de la Corte Territorial de León y fue elegido diputado a la Asamblea Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América, aunque no llegó a ocupar el escaño.

La Intendencia de León fue una división administrativa establecida en el Reino de Guatemala, que formaba parte del Virreinato de Nueva España. Su propósito era organizar y gestionar el territorio para mejorar la administración, la recaudación de impuestos y la aplicación de justicia. En el caso de León, en lo que hoy es Nicaragua, estaba dividida en varios partidos o subdelegaciones, a saber, Subtiava, Nueva Segovia, El Realejo, Rivas, Masaya, Matagalpa y Nicoya. Estas intendencias eran pilares clave para el control político y económico de la región antes de la secesión.

La Intendencia de León fue una división administrativa establecida en el Reino de Guatemala. Su propósito era organizar y gestionar el territorio para mejorar la administración, la recaudación de impuestos y la aplicación de justicia. En el caso de León, en lo que hoy es Nicaragua, estaba dividida en varios partidos o subdelegaciones, a saber, Subtiava, Nueva Segovia, El Realejo, Rivas, Masaya, Granada, Matagalpa y Nicoya. Estas intendencias eran pilares clave para el control político y económico de la región antes de la secesión.

El 1 de agosto de 1825, la Asamblea Legislativa de Costa Rica lo designó presidente de la Corte Suprema de Justicia, una dignidad que asumió con honor en tres períodos —1825-1828, 1831-1832 y 1833-1836—, en un país que luchaba por consolidar su sistema judicial ante la escasez de juristas. Allí, su erudición brilló como un faro, aunque no sin sombras: detractores celosos de su talento y posición lo atacaron, cuestionando su moral por su relación con doña Ana, aún no formalizada entonces. Lejos de ceder a las murmuraciones, don José Simeón respondió con la elegancia de quien conoce el terreno del derecho, distinguiendo con sutileza entre la esfera jurídica y la moral —un destello innovador en su tiempo— y demostrando, sin desgastarse en debates vanos, la rectitud de sus actos ante la ley.

En esa época —inicios del siglo XIX— particularmente en Europa, la distinción entre lo legal y lo moral comenzaba a perfilarse como un tema de reflexión, aunque seguía siendo un terreno complejo y disputado. En esa época, tras las revoluciones ilustradas y el declive del absolutismo, países como Francia —influenciados por el Código Napoleónico— avanzaban hacia sistemas jurídicos más secularizados, donde la ley escrita buscaba independizarse de los preceptos morales religiosos que habían dominado durante siglos. Sin embargo, en gran parte del continente, especialmente en naciones como España o los estados germanos, la moral cristiana aún impregnaba profundamente las leyes, y las conductas personales podían ser castigadas tanto por tribunales como por el peso de la opinión pública. La idea de separar estos ámbitos, como podría ejemplificar una figura como don José Simeón, era innovadora y resonaba con los ideales de la Ilustración, pero chocaba con una realidad donde la Iglesia y las tradiciones seguían ejerciendo una fuerte influencia, haciendo que el derecho y la moral permanecieran entrelazados en la práctica cotidiana y en el pensamiento dominante.

En 1836 regresó a Nicaragua, donde el ocaso de sus días lo alcanzó algunos años después, dejando tras de sí un legado que, como un eco discreto, aún resuena en los anales de la justicia centroamericana.

V. Gertrudis Guerrero de Arcos y Cervantes

Doña Gertrudis unió su vida a la de don Miguel Barreto el 24 de diciembre de 1804, en un vínculo sellado bajo la mirada atenta de don Antonio Cucalón y doña María de Jesús Guerrero de Arcos. Estos últimos, unidos en matrimonio desde 1802, sirvieron como testigos de la ceremonia, tejiendo aún más los lazos de una familia entrelazada por el tiempo y la tradición.

IV. Isidro Guerrero de Arcos y Angulo

Don Isidro Guerrero de Arcos y Angulo contrajo matrimonio con doña Felipa Terán y Prado en una ceremonia apadrinada por don Simón Guerrero de Arcos, cuya presencia selló el compromiso con un eco de solemnidad. Doña Felipa, hija de don Simón Terán y Rodríguez y de doña Benita Prado y Díaz Cabeza de Vaca, quien llevaba en su sangre el eco del célebre apellido Cabeza de Vaca, un linaje distinguido por la figura de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, el explorador y cronista español del siglo XVI cuya odisea en América, narrada en La Relación de los Naufragios, lo convirtió en un símbolo de resistencia y aventura. Don Simón Terán y Rodríguez, a su vez, descendía de don Juan Francisco Terán y de la Puente, oriundo de Segovia, en Castilla de la Vieja, quien en el siglo XVII cruzó océanos para arraigar su nombre en los suelos de Chile.15

Álvar Núñez Cabeza de Vaca (c. 1490-1559) fue un explorador y escritor español conocido por su extraordinaria odisea en el Nuevo Mundo. En 1527, participó en la expedición de Pánfilo de Narváez a Florida, que naufragó, dejándolo como uno de los pocos supervivientes. Durante casi una década, vagó por el suroeste de lo que hoy es Estados Unidos y el norte de México, viviendo entre pueblos indígenas, primero como esclavo y luego como comerciante y curandero. Su relato, La Relación (1542), es uno de los primeros documentos europeos sobre las culturas nativas americanas y destaca por su tono humanista. Más tarde, fue gobernador del Río de la Plata, pero enfrentó conflictos y fue destituido. Su vida encarna la resistencia y el encuentro entre mundos en los albores de la conquista.

En las cálidas tierras de León, Nicaragua, la unión de don Isidro con doña Felipa dio fruto en la figura de sus hijos, cuyo nacimiento quedó registrado con la precisión de la época. A continuación, se transcribe un fragmento del asiento de la fe de bautismo de uno de ellos, José Gregorio, que refleja los lazos familiares y la tradición de su tiempo:

«En la ciudad de León á los veinticinco días del mes de Mayo de mil ochocientos veintiuno. Yo el Teniente Cura del Sagrario de esta S.I.C. Bauticé solmnemente á José Gregorio, hijo legítimo de Isidro Guerreo y Felipa Terán ... nació en la fecha fue su Padr. Simeón Guerero (firma) Francisco Aguado».

De la estirpe de don Isidro y doña Felipa brotaron descendientes que dejaron su marca en el tiempo: Fernando Antonio, nacido el 6 de julio de 1816; Gregorio Isidro, quien vio la luz el 25 de mayo de 1821; y Benita, cuya vida se entrelazó con la de José Vicente Julián Ycaza Padilla en matrimonio, hasta su deceso el 20 de septiembre de 1885, hallando descanso eterno en León.

IV. María del Rosario Guerrero de Arcos y Angulo

Doña María del Rosario unió su vida a la de don Lucas Días de Mayorga Guerrero y Guerrero de Arcos en 1780, en un pacto sellado por el tiempo. De ellos nació el Pbro. Timoteo Días de Mayorga y Guerrero de Arcos, quien llegó al mundo en 1796 y, con noble empeño, participó en la fundación de la Universidad de León en 1812. Otro de sus hijos, don José Narciso Días de Mayorga y Guerrero de Arcos, tomó por esposa en primeras nupcias a doña Manuela de la Quadra, y de su amor nació don Mateo Días Mayorga y de la Quadra, en 1826, cuyo destino se quebró bajo el fuego de William Walker en Granada, en 1855, cuando apenas contaba con 29 años. En segundas nupcias, don José Narciso enlazó su alma con su prima, doña María de Jesús Guerrero de Arcos. Otro de sus hijos fue don Francisco Días de Mayorga y Guerrero de Arcos, un nombre más en la estirpe que susurra la historia.16

IV. José Guerrero de Arcos y Angulo.

Don José, nacido en 1742, trazó su sendero con resolución en las tierras de la provicia hispánica de Nicaragua. En 1766, asumió la subdelegación de Subtiava, y en 1799, cargado ya con la huella del tiempo, se alzó como Regidor de León. Su presencia se dejó sentir en los Cabildos Provinciales del Reino de Guatemala entre 1761 y 1820, siendo testigo de una era que moldeaba destinos.

Un regidor era un miembro del cabildo, el órgano de gobierno municipal en las ciudades y villas de las provincias hispánicas. Su función principal era administrar los asuntos locales, como la justicia, el orden público, el abastecimiento y las obras públicas, además de representar los intereses de la comunidad ante las autoridades superiores. En León, Nicaragua, ser regidor implicaba un posición de mando y prestigio en una sociedad jerárquica, donde estas figuras solían provenir de las élites criollas o españolas.

En la época virreinal, era común que las Españas americanas se denominaran «reinos». Por esta razón, el «Reino de Guatemala» hace referencia a la Capitanía General de Guatemala, una división administrativa del Virreinato de Nueva España, directamente vinculada al rey hispánico. El uso del término «reino» es una convención histórica que resalta la relevancia de la región y su relación con la Corona dentro del Imperio español.

Inicialmente don José enlazó su vida con doña María Baldibia, y tras su partida, encontró amparo en los brazos de doña Mercedes de Mayorga, iniciando con ella un nuevo capítulo de su historia. La siguiente es una transcripción de documentos eclesiásticos de 1802, que detallan su unión con doña Mercedes, viuda de don Pedro Torres, y las diligencias que acompañaron este nuevo capítulo, que refleja las costumbres y formalidades de una época impregnada de tradición:

«En la ciudad de León, a prim, de Febo. De mil ochocientos nueve años, yo Leandro Ortega, cura del Sagrario de esta Santa Iglesia Catedral en virtud de despacho del Deán don Juan Francisco Vilchez y Cabrera, gobernador de este Obispado, suscribo dispensas de las tres proclamas dispuestas por el Concilio de Trento, […] por palabras del presente de verdadero matrimonio a Don José Guerrero de Arcos, viudo de Dᵃ María Baldibia, con Dᵃ  Mercedes Mayorga, viuda de Don Pedro Torres. Testigos, Don José María Falla y Don Fernando Guerrero.»17

«En la misma fecha examiné bajo la religión del juramento al señor Dn José Guerrero, presentado por testigo, y hechas las preguntan que pre...trucción del Obispado dijo: Que es casado de sesenta años de edad … [h]acendado de la Feligresía del Sagrario, que no le tocan … la ley con los contrayentes á quienes conoce bien; que no sabe que tenga impedimento … ni afinidad que embarase su matrimonio, que lo dicho es verdad en que … firma conmigo y Sro. Ante mí,...»17

IV. Pastor Guerrero de Arcos y Angulo

En 1798, don Pastor contrajo matrimonio con doña Dionicia Molina y Poveda, nieta de don Antonio Poveda y Rivadeneira.

Don Pastor fue secretario de la Junta Gubernativa de León alrededor de 1811.18 El cargo de Secretario que desempeñó don Pastor conllevaba la tarea de consignar actas, elaborar documentos oficiales y gestionar las comunicaciones, labores acordes con su notable formación y el distinguido lugar que ocupaba en la sociedad de su tiempo.

Una Junta Gubernativa en el contexto de las Españas americanas, especialmente durante el período de crisis de la monarquía española a principios del siglo XIX, era un órgano de gobierno provisional establecido para administrar un territorio en ausencia o debilitamiento de la autoridad real. Estas juntas surgieron en respuesta a la invasión napoleónica de España (1808) y la posterior abdicación de Fernando VII, lo que generó un vacío de poder en el Imperio español.

En 1811, León era un centro político y cultural importante dentro de la Capitanía General de Guatemala. El 13 de diciembre de 1811, se registró un levantamiento en León liderado por criollos y mestizos, conocido como el «Primer Grito de Independencia» en Nicaragua, aunque no culminó en una ruptura definitiva con España.

La Junta Gubernativa de León se estableció para coordinar este movimiento, administrar la ciudad y sus alrededores, y negociar con las autoridades de la Corona, manteniendo una postura leal a Fernando VII pero desafiando a los gobernadores locales.18 bis

Firma de D. Antonio Poveda y RivadeneiraDon Antonio Poveda y Rivadeneira, abuelo de doña Dionicia Molina y Poveda, ejerció el cargo de Gobernador de Nicaragua en dos ocasiones, en 1721 y en 1727.

Fue esa una «época de una serie de contradicciones con el Cabildo Eclesiástico y el rector del seminario San Ramón y al aplicar la Real Provisión del Rey don Felipe a los productores de añil, en donde les prohibía utilizar indios en sus obrajes por lo malsano, con lo que se ganó la enemistad de la élite añilera de León».18 

La producción de añil en Nicaragua, comenzó en el siglo XVI y se intensificó en el XVIII, siendo una industria clave para la economía de la época. La importancia del cultivo del añil radicaba en que se usaba para extraer un tinte azul intenso que era muy demandado en la industria textil. Sin embargo, el uso de mano de obra indígena estaba regulado por las Leyes Nuevas de 1542, que intentaban limitar la esclavitud y el trabajo forzado. La Real Provisión aplicada por  don Antonio  era una extensión de dichas leyes, enfocada en las condiciones insalubres de los obrajes, lo que lo puso en conflicto directo con los intereses económicos de productores de añil.

Como consecuencia de la valiente postura de don Antonio, quien ejerció una defensa férrea de la población indígena frente a los ultrajes que sufría por parte de la élite productora de añil, fue asesinado el 7 de julio de 1727 por cuatro enmascarados que irrumpieron en su habitación tras golpear la puerta durante la noche.19

Hijos de don Pastor y doña Dionicia hijos fueron:

V. Bernabela Guerrero de Arcos y Molina. Doña Bernabela contrajo matrimonio con don Antonio Selva.

V. Justo Pastor Guerrero de Arcos y Molina

Don Justo Pastor nació el 8 de agosto de 1820, en un momento de transición histórica, justo antes de la secesión de Centroamérica en 1821.

V. José Antonio Guerrero de Arcos y Molina

La siguiente es una transcripción del registro bautismal datado el 17 de agosto de 1822 en la ciudad de León, Nicaragua, redactado por el Teniente Cura del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral, que certifica el bautismo de don José Antonio, hijo legítimo de don Pastor Guerrero de Arcos y doña Dionicia Molina y Poveda, que refleja las prácticas religiosas y administrativas de la época en que, tras la secesión de Centroamérica en 1821, se comenzaba a consolidar la identidad nacional en el marco de una nueva realidad política y social. El texto, con su lenguaje formal y detalles específicos, ofrece una ventana a la vida cotidiana y las estructuras familiares de la primera mitad del siglo XIX en León:

«En la ciudad de León á los diecisiete días del mes de Agosto de mil ochocientos veintidós. Yo el Teniente Cura del Sagrario de esta S.I.C. Bauticé solmnemente á José Antonio, hijo legítimo de Pastor Guerrero y Dionicia Molina ... nació en la fecha fue su Padr. Timoteo Mayorga (firma) Francisco Aguado».

V. José de la Cruz Guerrero de Arcos y Molina

Don José Guerrero de Arcos y Molina, una figura de imponente presencia en la historia centroamericana, emergió como un destacado abogado y político cuya vida estuvo marcada por el talento, el deber y las turbulentas aguas de la política regional. Nacido en 1799 en la vibrante ciudad de León, Nicaragua, fue fruto de la unión entre don Pastor Guerrero de Arcos y Ángulo, un hombre egregio y de carácter firme, y doña Dionicia Molina y Poveda, nieta de don Antonio Poveda y Rivadeneira, cuya influencia moldeó los primeros pasos de este ilustre personaje.

En su juventud, don José de la Cruz unió su destino al de doña Juana Casco Quiñores, en un primer matrimonio que floreció con la llegada de tres hijos: don José Leocadio, un cabalero gallardo y lleno de honor; doña Paula, cuya vida se entrelazó con la del célebre General Máximo Jerez Tellería, una figura clave en la política nicaragüense; y doña Manuela, cuya gracia y legado perduraron en la memoria familiar.

Tras la pérdida de doña Juana, el destino le reservó un nuevo capítulo amoroso. En segundas nupcias, don José se desposó con doña Esmeralda Guerrero de Arcos, una mujer de linaje distinguido, hija de don Maximino Guerrero de Arcos y doña Joaquina Guerrero de Arcos. Un hermano de doña Esmeralda, don Pedro de Jesús, fue bautizado el 6 de julio de 1818, un detalle que no solo enriquece nuestro conocimiento sobre la familia de doña Esmeralda, sino que también nos ancla en una época concreta. De esta unión nacieron siete hijos, cada uno un reflejo del vigor y la diversidad de su estirpe: don José de la Luz, don Máximino, doña Esmeralda, doña Valeria, don José Valentín, don José de Jesús y don Miguel Gerónimo, nombres que resonarían en los anales de su tiempo.19 bis 

¿José de la Cruz o José María?

Aunque los anales de la historia suelen recordarlo bajo el nombre de «José María», la precisión documental revela que el verdadero segundo nombre de este fascinante personaje fue «de la Cruz». Así lo atestigua el asiento de su partida de matrimonio con doña Juana Casco. Este valioso documento, emanado de los archivos diocesanos de la ciudad de León, narra cómo el cura del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral, tras cumplir con las diligencias matrimoniales de la época, unió en sagrado vínculo a «José de la Cruz» Guerrero con la distinguida doña Juana.

«En la ciudad de León a los diez y nueve días del mes de mayo de mil ... años, yo el cura del Sagrario de esta Santa Iglesia Catedral, habiendo precedido las diligencias matrimoniales, y no habiendo resultado impedimento alguno, desposé y di bendición nupcial a José de la Cruz Guerrero con Juana Casco, ambos de esta feligresía, siendo testigos...»
Partida de matrimonio de D. José de la Cruz Guerrero de Arcos y Molina
La certeza de su identidad se refuerza aún más en el asiento de la partida de matrimonio de su hijo, José Leocadio, con la que se despeja toda duda: su segundo nombre era, sin lugar a equívocos, «de la Cruz» y no «María». En este registro, con la caligrafía propia de un tiempo lejano, se lee: «... Año del Señor de mil ochocientos cincuenta, en la ciudad de León a los treinta y un días de mes de Abril, yo el Teniente Cura... desposé ... a don José Leocadio, h. let. de don José de la Cruz Guerrero y doña Juana Casco con doña María .. h. let. de don Timoteo Mayorga y doña Victoriana Reyes ...».

Asiento de la partida de matrimonio de D. José Locadio
World Statement lo identifica correctamente como «José de la Cruz», añadiendo un respaldo contemporáneo a las fuentes primarias.19ter

Dichos documentos —los asientos matrimoniales de don José con  doña Juana y de don Leocadio con  doña María— no solo confirman su nombre auténtico, sino que también despiertan la intriga: ¿cómo surgió la variante «José María»? ¿Fue acaso un desliz de una transcripción apresurada, un alias adoptado en los círculos públicos donde resonaba su influencia, o simplemente la sombra de un nombre más común, como «José María», que eclipsó al original? Este enigma añade una capa de fascinación a la vida de un hombre cuyo legado trasciende las páginas y los errores del pasado.

La vida de don José de la Cruz trascendió el ámbito doméstico para proyectarse con fuerza en el escenario político. En 1839, asumió el cargo de presidente provisional de Honduras, un cargo que le fue conferido en medio de un torbellino de crisis política tras la renuncia de Juan Francisco de Molina y la desintegración de la República Federal de Centroamérica. Su designación no fue un capricho del azar: su sólida formación como jurista, su experiencia política y su afinidad con los ideales conservadores lo convirtieron en el hombre idóneo para dirigir los destinos de esa nación en tiempos de incertidumbre. Su breve pero intenso mandato estuvo marcado por un esfuerzo titánico para negociar la paz con El Salvador, tras la derrota en la Batalla del Espíritu Santo, demostrando su habilidad como mediador y su visión para estabilizar una región fracturada.

Años más tarde, su estrella volvió a brillar cuando ocupó el puesto de Supremo Director del Estado de Nicaragua, tras vencer en elecciones bipartidistas el 6 de abril de 1847, cargo que ocupó hasta 1 de enero de 1849. En este período, don José navegó con destreza las turbulentas aguas de la gobernanza, dejando una huella indeleble como líder en una época de desafíos y transformaciones. Su vida, tejida con hilos de familia, poder y servicio, permanece como un testimonio vibrante de la complejidad y la grandeza de los hombres que forjaron el destino de Centroamérica.

A continuación, se presenta el discurso que pronunció ante la Asamblea Legislativa al tomar posesión de tan alta responsabilidad:

«ASAMBLEA LEJISLATIVA:

La voluntad del soberano pueblo nicaragüense, espresada por, vuestro medio, hoi me coloca en el augusto sólio del Estado, y este gran testimonio de honor, y confianza que se me prodiga. Nunca lo esperé, considerándolo siempre superior á mi pequeño, ó ningún mérito, y  lo que es más, porque estando cubierto de luto, infortunios, asperezas, y dificultades mil, el tránsito por donde con mas aptitudes   apenas han podido pasar mis antecesores, sean cuales fueren las causas fatales que para tanto hayan influido, natural y forzoso es que le inspire temor, y desconfianza aun al hombre mas animoso, fuerte, virtuoso, y menos reflexivo. Sin embargo, si la Providencia ya ha dispuesto que cargue sobre mí el grave peso de la Dirección del Estado, sumiso al supremo mandato. yo lo recibo de vuestra mano, respetable cuerpo Lejislativo, no confiando en mis propias fuerzas; porque sería pretender fijar sobre una frajil espiga la gravísima mole de un suntuoso edificio; sinó en que el sabio lejislador sabrá remover los obstáculos que impidan la marcha insegura de Nicaragua, y en que haciendo un noble, y uniforme esfuerzo todos los nicaragüenses, con sus virtudes, talentos, brazos, y caudales, en la parte que les toca, se interesarán para que el Estado se encamine por solo la via del progreso hasta su mayor  prosperidad. Y si yo en el lógro de tan grandiosa empreza tuviere alguna parte, veré colmada mi dicha en la felicidad de mi patria.

Dije.»

«El Director Supremo del Estado á los habitantes del mismo:

Nicaragüenses: – Vuestros espontáneos sufrajios y la espresion unísona de la Asamblea Lejislativa, me han inmerecidamente elevado al solio del Estado con el fin santo de dirijiros por el sendéro de la libertad legal al objeto comun de vuestra prosperidad; pero este sendéro es una sola línea: ¡por una parte se deja vér la montaña desmesurada del despotismo, y por la otra el abismo inmenso de la anarquia!!

Por consiguiente, necesitamos de mucho tino para marchar rectamente sobre él, salvando siempre, ya el estrellarnos contra la enorme roca de la arbitrariedad; ya el precipitarnos en el báratro del desórden.

El campo sobre que debemos situarnos para trazar esa linea que nos conduzca por entre aquellos peligros al bienestar futuro, es la preciosa seccion del globo que nos ha cabido en suerte. Ella por su posición jeográfica entre los dos grandes Océanos del Austro, y del Boréas, está en relación, no solo con el resto del continente, sinó tambien con el Asia, con la Europa, y otras partes interesantes del mundo: contiene en su seno la posibilidad de establecer la comunicacion intermarina, facilitada por ese hermoso lago, cuyas navegables y salutíferas aguas al mismo tiempo que casi se besan con las del Pacífico, se unen con las de el Atlántico: está regada por rios caudalosos fuentes que fertilizan en todas direcciones su suelo siempre cubierto de bosques sombrios que nos dan refrijerio, esquisitas producciones y exelentes maderas de construcción para incrementar las poblaciones, dispuesto á recibir el jérmen fecundo que produce abundantes cosechas para la subsistencia de los pueblos. y productor de pastos que nútren y multiplican los numerosos ganados de este nuevo Ejipto, que en su parte setentrional encierra inmensos tesoros del reino mineral.

Mas para desarrollar esos grandiosos elementos de riqueza, y gozar de los demas bienes sociales, presiso es, que establescamos la union jeneral, el invariable cumplimiento de las leyes, el mejoramiento de la Hacienda pública, el afianzamiento de la seguridad del Estado, la paz de los pueblos, y el progreso de todos los ramos de la administración.

Si para estos sagrados objetos puedo contar con vuestras sanas intenciones, buen sentido, conocimientos, brazos y demás medios necesarios de eficaz cooperación, de manera que unidos todos, sin exepción de partidos, marchemos por la linea recta que nos conduce á la felicidad. Yo os prometo que en el augusto Ministerio de que me habeis investido, sabré sostener con firmeza este programa hasta el último día de mi mando.

Santiago de Managua, Abril 6 de 1.847.

José Guerrero»19quater

Ya en 1845, el gobierno inglés había proclamado la coronación del Rey de los Moscos y ofrecido su protección, un preludio a sus ambiciones sobre un futuro canal interoceánico. Desde entonces, con reclamos caprichosos y vejatorios, buscó doblegar al gobierno nicaragüense. En noviembre de 1847, llegó a Nicaragua una misiva del Rey Mosco exigiendo la desocupación del puerto de San Juan del Norte. Aunque Nicaragua solicitó respaldo a los países centroamericanos, solo Honduras y El Salvador respondieron con apoyo concreto. El 20 de enero de 1848, tropas británicas desembarcaron en el río San Juan y avanzaron hacia el Lago de Nicaragua, con la intención de dominar todo el territorio. En este crítico escenario, don José Guerrero de Arcos, con destreza y determinación, negoció y logró la aprobación del Convenio anglo-nicaragüense, firmado en la pequeña isla del Gran Lago conocida como «Isla de Cuba». Este acuerdo salvaguardó la soberanía nicaragüense sobre el Gran Lago, aunque cedió San Juan del Norte al Reino Misquito, declarado protectorado inglés. Décadas después, en 1894, bajo el mandato de José Santos Zelaya, la Mosquitia fue reintegrada a Nicaragua.20

El 1 de enero de 1849, aquejado por motivos de salud, don José Guerrero de Arcos entregó la suprema dirección del estado al senador Bernardo Toribio Terán Prado. Su vida se extinguió en 1853, cerrando un capítulo significativo en la historia nicaragüense.21

La simplificación de los apellidos compuestos

Tras la secesión de los países hispanoamericanos en el siglo XIX, los apellidos compuestos como «Guerreo de Arcos», «Vega de Hoz», «Reyes de la Peña» o «Cabeza de Vaca» comenzaron a simplificarse, transformándose en formas más breves como «Guerrero», «Vega», «Reyes» o «Vaca». Este cambio tuvo raíces en el contexto histórico de la secesión, cuando las nuevas repúblicas buscaron romper con el pasado virreinal y sus símbolos de poder. Durante la época virreinal, estos apellidos, con partículas como «de» o «del», denotaban linajes nobles o vínculos con la aristocracia peninsular, pero tras la independencia, se convirtieron en ecos de un sistema jerárquico que las sociedades emergentes rechazaban. Este rechazo simbólico, alineado con los ideales republicanos de igualdad, llevó a una «democratización» de los apellidos, reflejando el deseo de construir identidades nacionales desvinculadas de la herencia española. Además, la practicidad de los registros civiles, que exigían formas más simples y uniformes, y la costumbre oral de omitir partículas en el habla cotidiana aceleraron este proceso de transformación.

Sin embargo, la simplificación no fue universal, y en ciertas regiones de Hispanoamérica los apellidos compuestos se mantuvieron como vestigios de tradición o prestigio. En lugares como México, Colombia o Perú, nombres como «De la Torre» o «Del Castillo» perduraron, especialmente entre familias que conservaron influencia social o que valoraban la continuidad de su linaje histórico. Los cambios sociales posindependentistas, como la movilidad social y la menor relevancia de las distinciones aristocráticas, también influyeron en la tendencia general hacia formas más cortas. Este fenómeno ilustra la diversidad de experiencias tras la secesión y cómo la separación de España no solo marcó una ruptura política, sino que también moldeó las identidades personales y colectivas, reflejadas incluso en algo tan cotidiano como los apellidos.  

Como lo mencionamos, del enlace entre don José de la Cruz Guerrero de Arcos y Molina y doña Esmeralda Guerrero de Arcos surgieron los siguientes descendientes:

VI. Maximino

Este fragmento proviene del asiento de la partida de defunción, registrada el 10 de enero de 1909 en la Parroquia del Sagrario, donde se documenta la sepultura eclesiástica de Maximino, hijo legítimo de José Guerrero y Esmeralda de Guerrero, quien recibió los Santos Sacramentos, acompañado de las formalidades correspondientes:

«En la Parroquia del Sagrario de esta S. Y. C. á diez de enero de mil novecientos nueve. Yo el Cura di sepultura eclesiástica a Maximino, hijo legítimo de don José Guerrero y doña Esmeralda de Guerrero … recibió los Santos Sacramentos – Conste. … de la Llana.»

VI. Esmeralda

VI. Valeria. Doña Valeria contrajo matrimonio con Lucas Godoy.

VI. José Valentín

VI. Miguel Gerónimo


Este registro de 1847 documenta el bautismo de los gemelos José Valentín y Miguel Gerónimo Guerrero, hijos del Director Supremo de Nicaragua, José Guerrero, y Esmeralda Guerrero, oficiado por el Obispo Jorge de Viteri y Ungo en la Catedral de León. Un detalle de interés es la mención de los padrinos, figuras destacadas de la época, lo que refleja la relevancia social y política de la familia Guerrero de Arcos en ese contexto histórico:

«Año del Señor de mil ochocientos cuarenta y siete, en la ciudad de León el día diez  y nueve de Octubre Nos. Dn Jorge de Viteri y Ungo por la Misericordia Divina y Gracia de la Sta. Sede Apostólica, Primer Obispo y de S. Salvador, Prelado Doméstico de La Santidad Asistente al Sacro Solio Pontificio y Delegado Apostólico; Teniendo el uso de Partida de Bautismo de José Valentín y Miguel Gerónimo Guerrero de Arcospontificales en este Obispado de Nicaragua, hicimos los exorcismos, bautizamos solemnemente, pusimos óleo y crisma, en la Sta. Yglesia Catedral, á dos infantes que nacieron el día diez y siete del presente mes, y les pusimos por nombre, al uno José Valentín, y al otro Miguel Gerónimo, hs ls del Sor.  Licdo. Dn José Guerrero, Director Supremo de este Estado, y de la Sra. Da.  Esmeralda Guerrero, siendo padrino, del primero, el Sor. Preb. Dn Juan Ant. Bravo, y del segundo, el Sor. Licdo. Dn José Cortes, á quienes advertimos su obligación y parentesco espiritual y lo firmamos con nuestro infrascripto Prv. Secretario de Cámara y gobierno … Jorge Obsipo de S. Salvador. (f) De orden de su Ex. Yltsma  … Firmas ilegibles. [Antotación al margen: José Valentín y Miguel Gerónimo, gemelos].»

Don Jorge de Viteri y Ungo, Obispo de San Salvador, era guatemalteco y no había podido aclimatarse a San Salvador. Había sido expulsado de aquel país por su participación activa en asuntos políticos. El 8 de abril de 1847 solicito a don José Guerrero de Arcos la ciudadanía nicaragüense, quien se la concedió.22

VI. José de Jesús.

Don José de Jesús contrajo matrimonio con doña María Castillo.

Este documento de 1850, emitido en León, Nicaragua, registra el bautismo de José de Jesús, hijo de José Guerrero y Esmeralda Guerrero, oficiado por el Obispo Jorge Viteri y Ungo, quien también era Gobernador eclesiástico de Nicaragua. Un aspecto interesante es la mención de los abuelos de ambos lados, lo que destaca la importancia de la genealogía en los registros eclesiásticos de la época, reflejando la estructura familiar y social del período:

«ESTADO SOBERANO DE NICARAGUA EN CENTROAMÉRICA. VALE MEDIO SELLO CUARTO PARA LOS AÑOS DE MIL OCHOCIENTOS CUARENTA Y NUEVE Y CINCUENTA. Año del Señor de mil ochocientos cincuenta, en la ciudad de León á los cinco días de mes de Enero, Nos el Sor. Jorge Viteri y Ungo por la Misericordia Divina y Gracia de la Santa Sede Apostólica, Obispo Electo y Gobernador de Nicaragua, Prelado Doméstico de su Santidad, Asistente al Sacro Solio Pontificio y Delegado Apostólico, hicimos los exorcismos, bautizamos solemnemente, pusimos óleo y crisma á un infante que nació el treinta y uno de Diciembre, le pusimos por nombre José de Jesús, h. l. de Dn José Guerrero y Da. Esmeralda Guerrero; sus abuelos paternos, don Pastor Guerrero y Da. Dionisia Molina; sus abuelos maternos, don Maximino Guerrero y Da. Joaquina Guerrero; fue su padrino el Sor. Teniente de Cura del Sagrario … Quijano, a quien advertimos sus obligaciones y parentesco espiritual … y lo firmamos con nuestro infrascripto Secretario de Cámara y gobierno – Entre líneas = …. = vale = Jorge, Obispo Electo, Gobernador de Nicaragua. Firmas ilegibles.»

VI. José de la Luz  

Lápida del Dr. José de la Luz GuerreroDon José de la Luz vino a la existencia en León, Nicaragua, en el año 1833, un noble brote surgido de la unión sagrada de don José de la Cruz Guerrero de Arcos y Molina y la radiante doña Esmeralda Guerrero de Arcos.22bis Falleció en la misma ciudad en 1898. Estudió medicina en Francia, durante una época en que la formación europea era altamente valorada, lo que le permitió convertirse en un destacado médico en León, donde ejerció con prestigio y contribuyó al desarrollo de la salud local en un período marcado por limitados recursos médicos.

Don José de la Luz fue reconocido como uno de los médicos más destacados de Nicaragua de finales del siglo XIX. Se distinguió por sus notables habilidades en el tratamiento de enfermedades tan graves como la malaria, la lepra y la tuberculosis. En el siglo XIX, contraer lepra o tuberculosis a menudo significaba enfrentar un destino de aislamiento social, deterioro físico progresivo y, en muchos casos, una muerte prematura debido a la falta de tratamientos efectivos y al estigma asociado con estas enfermedades. En una era donde la industria farmacéutica aún no había emergido como la conocemos hoy, los médicos de aquel tiempo, como don José de la Luz, debían recurrir a su ingenio y conocimientos para preparar sus propios remedios. Estos profesionales de la salud desarrollaban fórmulas magistrales basadas tanto en la tradición como en los avances científicos de la época, para ofrecer alivio y, en muchos casos, curaciones sorprendentes a sus pacientes.

Contrajo matrimonio con doña Juliana Orozco Guerrero, conocida cariñosamente como «Mi Julia», una figura notable en el entorno social de la ciudad de León. Doñá Juliana nació en 1842 en León y murió en 1923 en la misma ciudad; fueDᵃ Juliana Orozco Guerrero e hijos hija de don Espiridión Orozco Argeñal (1813-1908), un hombre influyente en la región, y de doña Guadalupe Guerrero de Arcos y Mendoza (1813-1901), quien provenía de una familia con raíces políticas y sociales relevantes en Centroamérica. don Espiridión, por su parte, era hijo de don Bernardo Orozco Minaudo, de origen español, quien dejó un legado en la ascendencia familiar, y de doña Simone de Argeñal, cuya familia también tuvo un papel prominente en la sociedad local. La unión de don José de la Luz y doña Juliana no solo consolidó una alianza entre dos linajes prominentes, sino que reflejó la interconexión de las familias nicaragüenses en el siglo XIX.

La siguiente es la transcripción de una nota de duelo publicada el 3 de abril de 1923 en el diario El Cronista de León, Nicaragua, que lamenta el fallecimiento de doña Juliana. Este texto, cargado de historia y emotividad, refleja la vida de una mujer perteneciente a una distinguida familia leonesa, viuda de un reconocido médico, y madre de hijos dispersos entre Nicaragua y Argentina. La nota no solo honra su memoria, sino que también ofrece un vistazo a las costumbres y el lenguaje de la época, preservando un fragmento valioso del pasado nicaragüense:

«Doña Juliana V. de Guerrero

A la edad de ochenta y un años, falleció ... doña Juliana viuda de Guerrero, perteneciente a una de las más antiguas familias de León.

Fue esposa del doctor José de la Luz Guerrero, uno de los más distinguidos médicos del país en aquella época, refiriéndose Nota de Duelo publicada en el Diario El Cronista de León, Nicaragua, el 3 de abril de 1923estupendas curaciones tales como la lepra, y la tuberculosis.

Doña Juliana tenía listo su viaje a la Argentina, con objeto de reunirse con sus hijos Guadalupe y José de la Luz, quienes viven en San Rafael, Provincia de Mendoza; pero la muerte le salió al paso.

Tan hondo duelo, pone cortinas negras en varios hogares y al consignar tan triste suceso, enviamos sentida condolencia a sus hermanos don Juan José y don Bernardo y a sus hijos don Miguel, don Rufino, don Juan Bautista y don Mateo, y a los demás miembros de su familia, especialmente a su sobrino don Abrahám Orozco.

Su funerales se verificaron ayer tarde, en medio de numerosa concurrencia.»

Nota de Duelo publicada en el diario El Cronista de León, Nicaragua, el 3 de abril de 1923.

De don José de la Luz y de doña Juliana descienden:

VII. Guadalupe

VII. José de la Luz

VII. Rufino

VII. Juan Butista

VII. Mateo. Don Mateo administró la Hacienda Sta. Rosa, propiedad de doña Juliana, situada en Izapa, León. Contrajo matrimonio con doña Feliciana Medrano Cermeño. De ellos descienden doña Emiliana, doña Petrona y don Marcelino

VII. Marcelino

VII. Leoncio

VII. Miguel  

D. Miguel Guerrero Orozco e hijosDon Miguel, hijo de doña Juliana Guerrero Orozco y del Dr. don José de la Luz Guerrero, nació en León, Nicaragua, el 13 de diciembre de 1877 y falleció en 1965 en Managua, Nicaragua. El 14 de enero de 1900, contrajo matrimonio doña Ester Sampson Osorio (1884-1959), hija de don Dudley Farrington Sampson y doña Asunción Osorio, uniendo así dos familias destacadas de la región. Su vida, enmarcada por el legado de sus padres y su propia descendencia, refleja las conexiones familiares y sociales que caracterizaron a la sociedad leonesa de principios del siglo XX.

Dᵃ Ester Sampson OsorioLa unión de don Miguel y de doña Ester no solo fortaleció los lazos entre dos destacadas familias de León, Nicaragua, sino que también entrelazó historias y orígenes diversos. Mientras el linaje de don Miguel, de ascendencia española, se remontaba a la llegada de sus antepasados a la región en el siglo XVII, el apellido Sampson, con raíces normandas y una historia que se extiende hasta la Inglaterra medieval, aportaba una dimensión cosmopolita a esta alianza. Así, su matrimonio representó la fusión de ricas herencias culturales.

El apellido inglés Sampson tiene sus raíces en Francia, específicamente en la región de Normandía, donde se cree que deriva de localidades como Saint-Samson, nombradas en honor a San Sansón, un misionero bretón del siglo VI conocido por su labor evangelizadora. Se piensa que el apellido llegó a Inglaterra tras la conquista normanda de 1066, llevado por alguno de los seguidores de Guillermo I, Duque de Normandía y rey de Inglaterra, apodado «El Conquistador». Una de las primeras menciones documentadas aparece en el Domesday Book de 1086, un registro exhaustivo de tierras y propiedades ordenado por Guillermo, donde se cita a Albert de Samsona como propietario de tierras. Con el tiempo, el apellido evolucionó, y una referencia más moderna de dicho apellido, con su ortografía actual, data de 1550, cuando John Sampson contrajo matrimonio con Elizabeth Clarke en la iglesia de San Miguel en Cornhill, Londres, un templo histórico que data del siglo XII. Esta trayectoria refleja cómo el apellido se consolidó en la Inglaterra medieval, extendiéndose luego a otras regiones del mundo, incluyendo América, a través de migraciones y colonizaciones.

En Nicaragua, el apellido Sampson se estableció con la llegada del ingeniero don Dudley Farrington Sampson, quien participó en el diseño y trazado de la línea férrea del extinto Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua, un proyecto clave para el desarrollo económico del país a finales del siglo XIX y principios del XX. Don Dudley Farrington Sampson nació el 1 de septiembre de 1858 en Newington, Surrey, Inglaterra,23 una zona conocida entonces por su crecimiento suburbano cerca de Londres, y falleció el 12 de marzo de 1935 en León, Nicaragua, donde pasó gran parte de su vida tras emigrar. Sus restos descansan en el Cementerio Guadlupe de León, un lugar histórico que alberga a figuras notables de la región. Su traslado a Nicaragua no solo marcó el inicio de la presencia del apellido en el país, sino que también reflejó la influencia de profesionales británicos en la modernización de la infraestructura nicaragüense durante esa era.

D. Dudley Sampson Sus padres fueron  Ronald Farrington Sampson y Jane Meredith.

Tras establecerse definitivamente en Nicaragua, don Dudley desempeñó un papel destacado como ingeniero, ejecutando y supervisando numerosas obras de infraestructura que dejaron huella en el desarrollo del país. Entre sus proyectos más notables se encuentra el muelle del Puerto de Momotombo, ubicado en el Lago de Managua, una estructura clave para el comercio y el transporte en su época, aunque hoy solo quedn vestigios de su existencia. Además, contribuyó al diseño y construcción de diversas obras civiles de ingeniería en distintos puntos de Nicaragua, demostrando su habilidad técnica y su compromiso con la modernización de la nación. Su legado perdura como testimonio de la influencia de su trabajo en la conectividad y el progreso de la región desde finales del siglo XIX hasta principios del XX.

Tras la dimisión del Gral. José Santos Zelaya, y la ocupación del país por tropas de Estados Unidos, fue signatario, como extranjero honorable, del Acta de Rendición de la ciudad de León. En primeras nupcias contrajo matrimonio con doña Asunción Osorio. 

Descendientes de don Miguel Guerrero Orozco y de doña Ester Sampson Osorio:

VIII. Emma. Doña Emma nació alrededor de 1913 y murió en diciembre de 1933 al dar a luz a su primer hijo. Fue casada con don José (Pepe) Alvarado.

VIII. Dudley. Nacido en León, Nicaragua. Fue doctor en farmacia. Contrajo matrimonio con  doña Haydeé Castellón y Castellón.

VIII. Dennis. Nació en 1921 en Leon, Nicaragua. Se unió en matrimonio a doña Rafaela Espinoza López.  

VIII. Carlos Rufino. Nació el 29 de febrero de 1909 en León, Nicaragua y falleció en 2003 en Maracaibo, estado de Zulia, Venezuela. En 1928 contrajo matrimonio con doña María Aurora Robleto Gallo, con quien emigró a Venezuela en 1953, para formar la rama venezolana de la familia Guerrero de Arcos Sampson.

VIII. Ramiro Francisco. Nació el 29 de febrero de 1909. Contrajo matrimonio con doña Stella Delgado Sevilla.

VIII. Miguel Andrés. Nació en 1907 en León, Nicaragua y falleció en 1981 en Managua, Nicaragua. En 1923 se unió con doña Juana Alvarado en primeras nupcias, luego, a doña Erlinda Novoa en segundas nupcias, el 29 de mayo de 1938, a doña Berta López Castillo en terceras nupcias, y a doña Juana Reyes en cuartas nupcias.

VIII. Susana. Doña Susana nació en León Nicaragua en 1916. Contrajo matrimonio con Eduardo Narváez López, en Managua, Nicaragua el 22 de septiembre 1934.

VIII. Julia. Doña Juliá contrajo matrimonio con don Pablo Emilio Montalván el 23 de junio de 1941. Falleció en Miami, Florida en 2013.

VIII. Ester

Dᵃ Ester Guerreo SampsonDoña Ester vino al mundo en 1925, emergiendo como la última guardiana de la VIII generación del ilustre linaje Guerrero de Arcos. El 20 de marzo de 2025 celebró su centésimo cumpleaños en un despliegue de vitalidad que desafía el tiempo, manteniendo sus facultades físicas e intelectuales, como si los años se hubieran detenido ante su espíritu indomable. Este hito la consagra como una figura extraordinaria, no solo por haber cruzado el umbral de los cien años, sino por hacerlo con una energía deslumbrante, un eco vibrante de la resiliencia y el legado de su linaje.
 
Asiento de nacimiento de doña Ester Guerrero Sampson

En 1950, doña Ester contrajo matrimonio con el Dr. don Julián Bendaña Silva, un distinguido y destacado abogado especializado en derecho de la propiedad industrial. Don Julián fue reconocido por su profunda experiencia en la protección de marcas y patentes, áreas fundamentales dentro de esta rama del derecho. Su trayectoria profesional lo posicionó como una figura notable en el ámbito legal, contribuyendo al desarrollo y aplicación de normativas relacionadas con la propiedad industrial en su entorno.

~~~

(1) Solórzano Sanabria, Roberto: "Conquistadores y Pobladores de Costa Rica- letra c", en Revista Electrónica Nº 18, de la ACCG, junio-julio 2010, p. 176-305.

(2) Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica (AFEHC). Diccionario : GUERRERO DE ARCOS, Don Miguel Gerónimo.

(3) Solórzano Sanabria, Roberto: "Conquistadores y Pobladores de Costa Rica" en: Revista Electrónica Nº 16, de la ACCG, enero-febrero de 2010, p. 84-227.  

(4) Solórzano Sanabria, Roberto: "Conquistadores y Pobladores de Costa Rica- letra c".  

(5) Meléndez Cháverri, Carlos, Conquistadores y Pobladores: Orígenes Histórico-Sociales de los Costarricenses, Prim. Edon, Editorial Universidad Estatal a Distancia, San José, 1982, p. 147.

(6) Solórzano Sanabria, Roberto: "Conquistadores y Pobladores de Costa Rica- letra c".

(7) Castro Tosi, Norberto: "Armorial General de Costa Rica" en CD de la ACCG.

(8) Persona: Véase: Yves de La Goublaye de Ménorval R. "Sesenta y cuatro Fundadores de linajes de mi ascendencia materna, nacidos en el siglo XVI, de origen ibérico que vinieron a Costa Rica", En: Revista Electrónica Nº 9, de la Academia Costarricense de Ciencias genealógicas, enero-marzo 2008, p. 38-68. Véase: http://www.genealogia.or.cr/flash/revistas/revista009a.swf. Véase: Segura Rodríguez, Carlos Hernán: "Mi abuelo Don Próspero, un costarricense de cepa (Los Rodríguez de Oviedo)", En: Revista Nº 36, de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas, San José, Costa Rica, 1998, p.51-119.

(9) Manfut, Eduardo, Reseñas Históricas de El Sauce León, http://www.manfut.org/leon/sauce1.html.

(10) G. Romero, p. 207.

(11) Op. cit. Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica (AFEHC).

(12) Cartas de cabildos hispanoamericanos: Audiencia de Guatemala, Javier Ortíz de la Tabla Ducasse, Bibiano Torres Ramírez y Enriqueta Vila Vilar, editores.

(13) PRADO SÁENZ, Eladio, “Los fundadores españoles de Costa Rica”, p. 44, en Revista de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas, Números 13-14, Octubre de 1965, pp. 31-80.

(14) Sobre el partido de Subtiava, V. JUARROS, Domingo, Compendio de la historia del Reino de Guatemala 1500-1800, Guatemala, Editorial Piedra Santa, 1ª. edon, 1981, p. 37. Los otros partidos de la Intendencia eran El Realejo, León, Matagalpa y Nicoya.

15) Recopilación de Genealogía Chilena, http: //www. genealog.cl/ Chile/T.html.

(16) Rivera Montealegre, Flavio, Ruben Darío: su vida y su obra, p. 378.

(17) Cabildos Provinciales del Reino, en la Capitanía General de Guatemala de 1761-1820.

(18 bis)  https:// es.wikipedia.org/  wiki/ Movimientos_independentistas_en_Nicaragua_de_1811_y_1812

(18) Expediente número 2390, del Oficio de la Junta Gubernativa de León al Ayuntamiento de Cartago, a 19 de diciembre de 1811.

(19) Boletín Archivalía, Año 1, No. 1, Archivo Histórico Municipal de León, UNAN-LEÓN, febrero de 2008.https://revistas.unanleon.edu.ni/index.php/archivalia/issue/view/30/15

(19 bis) https://en.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%Ada_Guerrero_de_Arcos

(19 ter) https://www.worldstatesmen.org/Nicaragua.htm

(19 quater) Vega Bolaños, Andrés, Gobernantes de Nicaragua, Managua, Nicaragua, 1944, pp. 130, 131.

(20) Gamez, José don, Historia de Nicaragua, 2da Edon, Escuela Profesional de Artes Gráficas, Madrid, 1955, pp. 445-454.

(21) http:// libraries.ucsdonedu/ locations/ sshl/ resources/ featured-collections/ latin-american- elections- statistics/ nicaragua/ elections- and- events -18111856.html.

(22) Gamez, p. 446.

(22 bis) https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_Guerrero, página consultada el 15 de marzo de 2012.

(23) England & Wales births, Newwington District, 1837-2006.


~ Portada ~

© MMXIII - MMXXV
Con la colaboración documental de don Manuel Noguera Ramírez, recabada en los archivos Históricos Diocesano y Municipal de la ciudad de León, Nicaragua. Agradecemos a don Flavio Martínez Guerrero (de Arcos) la gentil aportación de información adicional sobre las VII y VIII generaciones.


Dirección de correo